¿Si yo conozco bien a mi mujer quiere decir que la amo?

Es probable que sí, pero también podría ser que no. Conocer todos sus rasgos, gustos, forma de ser es parte del amar pero no es todo el amar. Pondré un ejemplo: saber que le gustan las rosas rojas es bueno y necesario, pero si no se las regalo nunca no me sirve de nada. A esto me refiero con que conocer no es lo mismo que amar.

Pues lo mismo pasa con Dios: no es lo mismo conocerle que amarle. Y esto es algo que le pasa a muchos cristianos (sobre todos a los "semi"): confundir conocer a Dios con amar a Dios. Es decir, creer que saber mucho de Teología -la ciencia de conocer a Dios- implica amarle mucho.

¿No es verdad que los estudios de Teología suponen un estatus, un reconocimiento de los mayores que hay? ¿No es verdad que proliferan por doquier cursos, charlas, conferencias de teología, ya sea en la parroquia, universidad, colegio, obispado...?

Pero ¿cuántos cursos hay de amar a Dios...? Porque Cristo no nos mandó conocerle sino amarle, y lo dijo bien claro: el primer mandamiento es amarás a Dios.

Afortunadamente, este sigue siendo el primer mandamiento en la teoría y así se enseña y se predica. Pero cuando vamos a lo práctico y concreto, se ve cómo se ha inflado la Teología hasta convertir el conocer a Dios en la asignatura principal y más importante, cuando la principal debe ser la "Deofilía", palabra inventada para referirnos a la "ciencia" (entrecomillado) de amar a Dios.

Aramis

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