"[...] El propio Jefe del Estado en su Mensaje de Navidad del año 1987 tuvo que recordar que «no debemos mostrar ni debilidad, ni temor, ni duda, para rechazar con decisión a quienes hacen correr la sangre de los españoles víctimas de sus atentados criminales, y también a quienes los amparan, disculpan o justifican, cualesquiera que sean sus posiciones políticas, sociales o religiosas»: http://www.casareal.es/noticias/news/72-ides-idweb.html. Ocurría esto poco después de la aparición de un documento —hecho público al día siguiente del atentado de ETA en Zaragoza el 11 de diciembre de 1987— en el que los prelados vascos José María Larrea, José María Setién y José María Larrauri exponían su parecer acerca del Diálogo y negociación para la paz. Texto que mereció la protesta ante la Santa Sede del Gobierno Socialista que, por aquel entonces, todavía no había entrado por la estrategia del diálogo para atender a las reivindicaciones de los terroristas. Si las intenciones que mueven a los obispos Blázquez, Iceta, Uriarte y Asurmendi, según declaran en el artículo citado, son purificar la memoria, prestar un servicio a la verdad, para construir la justicia, la paz y la reconciliación, contribuir a la dignificación de quienes han sido olvidados o excluidos y a mitigar el dolor de sus familiares y allegados, pedir perdón e invitar a perdonar… la Iglesia vasca tiene dónde mirar en su historia más reciente [...]" (11-julio-2009)

Ahora Uriarte, como acostumbra, aprovecha el púlpito para una de sus soflamas incendiarias: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=4425 

Lo dicho: "la Iglesia vasca tiene dónde mirar en su historia más reciente". Mejor todavía: tiene donde mirar, en su presente.

Y no se diga que escandalizamos los que denunciamos ésto. Lo que escandaliza es el compromiso histórico del clero vasco con la causa separatista sin ninguna intervención de quien tiene capacidad para evitarlo