Año del Señor 2015
Lerma,11 de agosto  
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 


ELEGANCIA AL PODER


Ayer estaba con el hábito recién puesto. Por miedo a mancharme en la merienda, utilicé una socorrida maniobra monástica: dar la vuelta al escapulario. Como está formado por dos rectángulos de tela (que van de los hombros a las rodillas) prácticamente iguales, lo giré hasta que la parte de la espalda me quedó delante. 


"Si ésta se mancha, no hay problema...", pensé, "Luego me lo vuelvo a colocar y queda escondido con el velo." 


Pero no volví a acordarme del escapulario hasta que llegué a vísperas. Al sentarme en la sillería... 


"¡¡Ayyy!!", me dije a mí misma, "¡El hábito recién planchado! ¡La parte bonita del escapulario la llevo en la espalda! ¡Se me va a quedar hecho un higo!" 


Como no era factible ponerme a hacer maniobras en plenas vísperas, rápidamente encontré una solución: no apoyarme en el respaldo. ¡Así no se me marcaría ni una arruga! 


Fueron pasando los minutos, los salmos... Cuando me puse de pie, me cayeron 70 años encima de golpe. Al cambiar de postura, ¡¡menudo dolor de espalda!! Las lumbares, las cervicales... Vamos, que me dolían músculos que ni siquiera sabía que tenía... 


Cuando lo conté en el Noviciado, entre bromas y risas, todas me empezaron a dar soluciones para otras veces: que si coger la plancha, que si esta tela casi ni se arruga, que... 


Sin embargo, el Señor me estaba esperando en esta vivencia: nunca había valorado tanto el respaldo de una silla. ¡Eso es lo que hace que puedas estar horas sentado, y que estés cómodo! He descubierto que así es Cristo: permanece siempre a tu lado, te sostiene para que estés bien. Quiere vivir cada minuto contigo. Él es esa mano amiga que abraza tu espalda para aliviar el peso, caminando siempre contigo. 


El respaldo está ahí para ti. Cristo te ama, y siempre permanece fiel. Siempre está junto a ti para, en cuanto quieras, sostenerte y aliviar tu "dolor de espalda".


Hoy el reto del amor es usar el respaldo. Pídele a Cristo vivir juntos este día. Para con Él y preséntale tus tareas y proyectos para el día de hoy. Ponlos en sus Manos, especialmente esa persona un poco difícil, esa situación algo complicada... para vivirlo juntos, con su Paz, con su Amor. Y, si empiezan los dolores de espalda... ¡vuelve de nuevo a Cristo! En este día, Él desea sostenerte. ¿Quieres? ¡Feliz día! 


VIVE DE CRISTO
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