El siervo de Dios Mariano Gálvez de la Higuera y Moraleda, nació el 7 de diciembre de 1879 en Almonacid de Toledo. Tras realizar sus estudios en el Seminario, recibió la ordenación sacerdotal, el 28 de mayo de 1904, de manos del obispo auxiliar, monseñor Isidro Badia Sarradell.

Ejercía, al estallar el conflicto armado, como coadjutor de la parroquia de San Martín y capellán del Colegio de Doncellas Nobles de la ciudad imperial. Según refiere el Anuario Diocesano, del año 1930 “la parroquia de San Martín, desde 1840, radica en el maravilloso templo de San Juan de los Reyes… La filial de Santo Tomé existía ya como parroquia en el siglo  VII”. Actualmente, en este templo, se conserva una lápida en la que se refiere el nombre de los sacerdotes que sufrieron el martirio en el verano de 1936: entre ellos don Mariano.

En los pocos días que precedieron a su muerte estaba convencido de que el ambiente de persecución latente desde el mes de febrero provocaría mártires y que él podría serlo.
-¿Dios quiere mártires?, decía. Pues, ¡lo seremos con su ayuda!

Cuando hacia las siete de la tarde, del 1 de agosto de 1936, fueron a buscarle las milicias a su domicilio, para asesinarlo en el cercano Paseo del Tránsito, iba despidiéndose con serenidad de los vecinos y conocidos que se acercaban a él.


El segundo mártir al que nos referimos hoy, el siervo de Dios Eustoquio García Merchante, fue ya tratado hace un año en el blog:
http://www.religionenlibertad.com/sd-eustoquio-garcia-merchante-26865.htm

Bajo estas líneas, estado en quedó, en las primeras semanas de guerra, la parroquia la Magdalena de Toledo donde ejercía el ministerio don Eustoquio: