Dícese que el capirote es el cucurucho de cartón de forma cónica colocado sobre la cabeza de los nazarenos que acompañan una procesión de Semana Santa.

Existe otra versión del capirote, consistente en esos sombreros de papel de periódico que se hace a los niños para divertirlos un rato.

El último sentido del término capirote está en esos que se colocan una idea fija, imposible, utópica, irreversible, por la cual son capaces de matar o morir a sangre y fuego. Estos son los tontos de capirote, porque nunca los caprichos son realizables.

Los tontos de capirote se creen solamente lo que les suelta el soplagaitas de turno; el capirote no les permite ver ni oír otras maneras de pensar; y piensan que los demás hacen como ellos: el tonto de capirote.

A estos tontos de capirote es muy fácil engañarles. Basta con decirles que sigan pagando y mandando, porque seguirán siendo tontos de capirote sin remisión ni perdón de nadie. Mucho menos de Dios.

Tomás de la Torre Lendínez