Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, celebró ayer el funeral del canónigo y organista de la Catedral de Granada D. Juan Alfonso García, fallecido en Granada a los 80 años de edad.

 

En el altar mayor de la Catedral, concelebraron la Santa Misa un gran número de sacerdotes diocesanos. Tras la celebración de la Eucaristía, los restos mortales de D. Juan Alfonso García, fueron depositados en cripta de la Catedral.

Nació en Los Santos de Maimona (Badajoz) en 1935, pero cursó en Granada los estudios eclesiásticos de Humanidades, Filosofía y Teología.

Fue ordenado sacerdote en 1958, opositó a la plaza de organista de la Catedral de Granada, cargo que ocupó durante cuarenta años, tiempo en el que también fue profesor de música del Seminario Mayor, director honorífico de la Cátedra Manuel de Falla de la Universidad de Granada, comisario del Festival Internacional de Música y Danza de Granada (1976-78) y miembro del patronato de la Casa-Museo Manuel de Falla.

En 2009, D. Juan Alfonso García estrenó su obra "Paraíso Cerrado" en la Catedral de Granada, que fue su casa durante 40 años. La interpretación estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Málaga, de un proyecto que le unió a los compositores José García Román y Francisco González Pastor, un acto organizado por la Academia de Bellas Artes de Granada.

Un año después, el compositor y organista de la Catedral presentó los volúmenes Siete partitas corales y 14 piezas barrocas para órgano que comprendían su obra desde 1955 hasta 2005, es decir, cincuenta años de carrera compositiva.

Conocí a don Juan Alfonso cuando estudié en Granada, era el típico cura sencillo que disponía de un don para la música dado por el Cielo. Estuve varias veces en su casa donde tenía una rica biblioteca de música y arte. Poseía una colección de discos de música clásica selectisima. Y mantenía una conversación muy amena y cordial.

Estuve, en los años universitarios, en todos los conciertos que impartía en el órgano de la catedral granadina, donde prácticamente pasaba todas las horas del día investigando en el archivo, componiendo sus obras, que ahora ha dejado para la posteridad.

He sentido mucho su marcha de esta vida, porque los grandes artistas, además sacerdotes, deberían durar más tiempo entre nosotros.

Mientras escribo estas líneas estoy oyendo una cinta con música de órgano grabado por don Juan Alfonso, es una delicia celestial, donde espero que descanse eternamente.

Tomás de la Torre Lendínez