El obispo John McAreavey,  Presidente del Consejo de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Irlanda, ha manifestado que las estadísticas muestran que la situación de la persecución cristiana en el mundo es mucho más grave que la mayoría de la gente entiende. El obispo llamó a la amplitud y la escala de los sufrimientos de los cristianos "sin precedentes". Al menos 100.000 cristianos mueren cada año a causa de su fe, que asciende a 273 por día, u once cada hora, McAreavey dijo, “sin mencionar a los que están siendo torturados, encarcelados, exiliadoS, amenazados, excluidos, atacados y discriminados en una escala generalizada”.

Once [11] cristianos son asesinados cada hora, dice el obispo irlandés. En una presentación ante la Comisión Mixta de Asuntos Exteriores y Comercio de la semana pasada, McAreavey dijo que “el cristianismo es la religión más oprimida en el mundo, y los seguidores de Jesús son perseguidos activamente en unos 110 países”. Más sorprendente aún, sostuvo, según la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos, una organización no religiosa, “el 80 por ciento de todos los actos de discriminación religiosa en el mundo de hoy se dirigen contra los cristianos”. El obispo recordó que el ex Gran Rabino de Gran Bretaña, Jonathan Sacks, describió recientemente este sufrimiento de los cristianos en Oriente Medio como “uno de los crímenes contra la humanidad de nuestro tiempo”, comparándolo con los pogromos judíos en Europa y diciendo que estaba “consternado por la falta de protestas que ha suscitado”.                         El obispo añadió: “Las acciones de barbarie contra los cristianos, sobre todo en Oriente Medio, claman por una respuesta urgente, coordinada y decidida de la comunidad internacional. Ellas son una amenaza a nuestra humanidad común y al patrimonio religioso y cultural del mundo, así como ponen en peligro la paz y la estabilidad de todo el planeta.”

El obispo tomó nota con consternación lo que llamó “una renuencia, incluyendo por parte de cristiana de agencias de ayuda internacional, para dar apoyo directo a las comunidades religiosas minoritarias, incluyendo a las Iglesias cristianas.” McAreavey también tuvo fuertes palabras para los líderes de las naciones occidentales que se niegan a comprometerse a ayudar a los cristianos en el Medio Oriente, o incluso a reconocer la gravedad de su situación. “Tal vez por miedo a ser visto como menos agresiva secular en su propio país”, dijo, “muchos gobiernos de los países de mayoría cristiana en Occidente parecen reacios a dar ayuda directa a las Iglesias y de las minorías religiosas. […] Occidente también corre el riesgo de perder su propia comprensión de la importancia de la fe y de la religión para una sociedad sana, lo que puede poner en peligro la libertad religiosa, incluso en las naciones democráticas. Como católicos, hacemos un llamamiento a todos los gobiernos y las sociedades para afirmar la importancia vital de respetar el derecho a la libertad religiosa y de conciencia como un principio fundamental de un verdadero pluralismo en una sociedad tolerante, porque donde se niega, se diluye o culturalmente este derecho fundamental a la libertad de conciencia y de religión suprimida otros abusos contra los derechos humanos siguen en su estela. […] La negación de la libertad religiosa se puede ejecutar desde la exclusión cultural sutil de la voz religiosa de la plaza pública y la negativa a dar cabida a las diferencias razonables de conciencia a la discriminación activa, el desplazamiento forzado, la explotación y la pérdida de la vida. […] Desafortunadamente, incluso en muchos países que se enorgullecen de ser libres, tolerantes y diversos, la negación de la libertad religiosa es ya una realidad”.

Si en lugar de matar a once cristianos cada hora se asesinase a animales en vías de extinción, Occidente pondría el grito en el cielo, los defensores de los animales aullarían contra los criminales de dichos animales, pero como los criminales son en su casi absoluta totalidad devotos fervientes del Islam, nadie protesta, o las quejas son tan suaves que ni se perciben. Desgraciadamente estas cifras aumentarán con el tiempo, pues la pasividad de los gobiernos occidentales les da fuerza a estos criminales yihadistas. Es responsabilidad de cada ser humano evitar que se produzca este genocidio así como de los cristianos presionar a los gobiernos occidentales para que tomen medidas reales y efectivas y no meros discursos.

Como decía el sabio judío Hilel: “Im ein ani li, mi li? U´kh´she´ani le´atzmi, mah ani? V´im lo ´akhshav, eimatai?

[Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí? Y cuando soy para mí mismo, entonces ¿qué soy yo? Y si no es ahora, ¿cuándo?]

En Siria, Irak, Gaza, Libia, Egipto, Nigeria, Pakistán, Somalia, Bangla Desh, y otros tantos países gobernados por devotos del Islam son asesinados cristianos. ¿Cuándo piensan los cristianos reaccionar y exigir a los dirigentes de sus países que actúen en consecuencia?

La vida humana es sagrada, es un deber de aquellos que se dicen ser creyentes en Dios, en el Dios de la Biblia, defender a los que son perseguidos;  y el no ayudarles cuando eso es posible es un crimen. ¿No se movilizan los gobiernos cuándo se les exige respeto por los animales? ¿Qué esperamos para empezar a actuar y presionar a los gobiernos? ¿A que no queden cristianos? ¿Por qué tanta pasividad?

El amor al prójimo, Levítico 19:18: “Amarás al prójimo como a ti mismo” es una orden dada en el tercer libro de Moisés, y es una regla universal. Si no amo a mis hermanos, ni a mi prójimo, ¿entonces qué soy?

 

NOTAS

http://www.breitbart.com/national-security/2015/05/17/eleven-christians-killed-every-hour-says-irish-bishop/