El otro día inaugurábamos una serie de momentos mágicos de la historia con uno de los más grandes: la irrupción de Mozart en el panorama histórico (pinche aquí para conocerlo, porque vale la pena). Pero momentos mágicos de la historia hay muchos, también otros más pequeños. Me propongo hoy comentar uno de éstos últimos, el golazo que le metió el pasado miércoles al Bayern de Munich el mejor jugador que haya jugado nunca al fútbol, llamado Lionel Messi.
 
            El gol es espectacular y precioso por su belleza intrínseca y por la simplicidad del mismo: un regate, una vaselina y gol. Pero es que además de la belleza intrínseca del gol, son muchos los aditamentos ajenos a la propia acción de Messi que contribuyen a hacer el momento mágico, irrepetible.
 
            En primer lugar, que el gol se produjera en un partido de la importancia del jugado entre Barcelona F.C. y Bayern de Munich, nada menos que una semifinal de la Champions League.
 
            En segundo lugar, y no poco importante, la situación de la cámara que lo captó. Son muchas las cámaras que filman el gol: he visto la toma de muchas de ellas, y desde algunas se ve un gol bonito, meritorio, pero poco más. Hay, sin embargo, una cámara que toma el gol desde el punto exacto en el que había que tomarlo, capaz de captar hasta el último escorzo de lo que ocurre en el campo con los cuatro jugadores implicados. ¿No es suficientemente mágico? (En la grabación que le propongo, compare la primera toma con la segunda)
 
            Y en tercer lugar, las circunstancias del gol en sí. Mucho se ha reído el personal de la caída de Boateng al suelo, pero ¿se dan Vds. cuenta que si en vez de tratarse de Boateng se hubiera tratado de cualquier otro defensa del mundo, no se habría caído al suelo y simplemente se habría quedado con cara de bobo, sin ni siquiera saber por dónde ha pasado el balón? Esa acrobacia de Boateng no es baladí, y de no haberse producido, el gol habría carecido del más importante de los aditamentos que lo convierten en mágico.
 
            Viene ahora Neuer, como Boateng en la defensa, él en la portería uno de los mejores del mundo, si no el mejor: se adelanta perfectamente, se tira de maravilla, levanta el brazo como sólo un portero de su calidad puede hacerlo, está a punto de rozar el balón que Messi ha metido por el único sitio posible: ¿se dan Vds. cuenta que si el portero no hubiera realizado el escorzo increíble que realiza Neuer, y se hubiera quedado como un pasmarote, cosa que habrían hecho muchos que no fueran Neuer, el gol habría carecido, como en el caso de lo ocurrido con Boateng, de la magia que destila por todos y cada uno de sus poros?
 
            Por si todo ello fuera poco, aparece un nuevo defensa alemán que intuye la trayectoria del balón y se lanza como un acróbata para intentar detenerlo en el aire, llegando a situar su pie a escasos centímetros de la pelota que entra inexorable en el espacio de la portería que marca el gol. ¿Habría sido lo mismo el gol de Messi sin el escorzo final, postrero e inefable del defensa alemán?
 
            En la buena película que es “Evasión o victoria”, el realizador tuvo que hacer qué sé yo cuántas tomas para conseguir el famoso gol de chilena de Pelé que a la postre daba la victoria al equipo de presos del campo de concentración. ¿Se dan Vds. cuenta que lo que se consiguió el otro día en el Nou Camp fue una escena de película lograda a la primera toma?
 
            Gran gol el de Messi, gran gol del que es probablemente el mejor jugador de todos los tiempos, infinitamente superior a su compatriota Maradona, -a mi entender .y perdónenme los puristas del fútbol, muy sobrevalorado en sus méritos- no sé si mejor que ese otro compatriota suyo de apellido igualmente italiano que fue Di Stefano, (por cierto, y hablando de magia ¿se dan Vds. cuenta de la combinación mágica que en fútbol representa ser argentino con apellido italiano?), aunque para certificarlo le falten todavía tres copas de Europa aún a nuestro Lionel. Pero reconozcámoslo como es: su elevación a la categoría de momento mágico viene dada no sólo por la realización plena, perfecta del mago del balón que es el astro argentino, sino también por la de todos los que han contribuído al logro de una escena de cine como la conseguida hace unos días.
 
            Todo lo cual, dicho por un madridista. Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana más.
 
 
            ©L.A.
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