-Solo los santos y pecadores arrepentidos, mirarán la muerte cara a cara.

-Muerte, juicio, infierno y gloria, ten, cristiano, en tu memoria.

-En el nacer y morir, todos los hombres somos iguales.

-Dios no hizo la muerte, ni se goza en la pérdida de los vivientes.

-Dios nos hizo para la vida y para la vida eterna.

-Ningún devoto de la Virgen, morirá en desgracia de Dios.

-La muerte de los justos es preciosa a los ojos de Dios.

-Ama a Dios de corazón; haz el bien a tu prójimo y no temerás a la muerte.

-Para el cristiano, la muerte no es el final de todo, sino el comienzo de la verdadera vida.

-La muerte es el paso necesario para encontrarnos con Dios nuestro Padre.

-Vive bien (con el alma limpia) y no temerás a la muerte.

-Mal que nos pese, la verdad es que somos polvo y en polvo nos convertiremos.

-De nada sirven las riquezas ni grandezas humanas a la hora de la muerte.

-Si vivimos, vivimos para Dios; si morimos, morimos para Dios. En la vida y en la muerte somos de Dios.

-Desde el día que nacemos a la muerte caminamos.
  No hay cosa que más se olvide, ni que más cerca tengamos.

-Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía.
  Jesús, José y María asistidme en mi última agonía.
  Jesús, José y María con vos descanse en   paz el alma mía.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN