Si nos paramos a pensar…,  y a considerar, lo que dicho con otras palabras es meditar, veremos que en la vida en este mundo todo tiene fondo y forma.  Así, si comenzamos por mirarnos a nosotros mismos veremos que todos tenemos cuerpo y alma es decir forma y fondo Y lo importante es el fondo no la forma y si por razones de violencia humanas y somos creyentes, y nos vemos obligados a escoger entre nuestro cuerpo o nuestra alma, no hay duda, de que lo importante es nuestra alma, no nuestro cuerpo, que al fin y al cabo como materia que es, siempre va a terminar feneciendo, pero nuestra alma es eterna y nunca fenecerá pero tenemos que tener en cuenta de que su eternidad puede ser de dos formas:  sea gozando si el alma se salva o sufriendo, si se condena. Clasificamos los pecados en veniales y mortales, siendo estos últimos los que matan espiritualmente al alma humana. Morir espiritualmente, no es morir eternamente, si no vivir la eternidad en el sufrimiento de estar condenado.

De una forma o de otra, en este mundo en que vivimos, todo tiene un fondo y una forma, así por ejemplo, si nos figamos en la convivencia humana dentro de los países o naciones, el fondo en todos ellos  son las leyes por las que se rigen, sus nacionales.  Actualmente estas leyes en general emanan de un texto superior, que se suele llamar constitución. Y estas constituciones están impregnadas de unos principios e ideas filosóficas, que no es que ya que no coincidan, con el sentir religioso de una gran parte de la población, sino que llega a estar en contra de esos principios religiosos. En este caso el fondo son las ideas filosóficas que impregnan las leyes en vigor y la forma, son los diversos textos jurídicos que se apoyan en esas filosofías muchas veces nefastas.

Hasta la aparición de los enciclopedistas que a finales de siglo XVIII, sentaron las bases de la revolución francesa, el mundo cristiano se regía por el principio, de que todo el poder emanaba siempre de la voluntad de Dios, principio este, que todo el mundo aceptaba por su innegable realidad. Las monedas de los diferentes países que existían en aquella época, llevaban toda una leyenda a continuación de la persona gobernante, que decía: Por la gracia de Dios. Es decir, se reconocía la innegable realidad de que todo el poder, emana siempre de la gracia de Dios. En el mundo nada pasa que Dios no disponga o permita que pase.

Como consecuencia de la revolución francesa, en Francia y por influencia de sus filosofías ateas unidas a las logias masónicas de aquella época, se le negó a Dios en algunos casos, hasta su existencia, sustituyéndola por la diosa razón, y desde luego que el poder de Dios se le confirió al pueblo soberano el cual mediante el ejercicio del voto en las urnas, cumple la función divina de otorgar el poder al político que resulte elegido. Las antiguas monarquías que aún restan en Europa, para conservar la figura del monarca a este se le permite  reinar pero no gobernar, es decir los reyes tienen ahora, menos cometido que los cuatro reyes de la baraja.

 Como podemos observar, el fondo del sistema está ya de por sí viciado, desde el momento que se ha prescindido de Dios, y la forma que es el uso que hacen los políticos de este sistema, no es ni mucho menos algo edificante a los ojos de los gobernados. A todo este invento que margina a Dios, se le llama democracia y sus creadores están muy satisfechos, de haberse quitado de en medio a Dios. A personas tan simples en sus conclusiones que piensan que la forma de quitarse a Dios de en medio es ignorarlo.

Pero siguiendo con la forma y el fondo, Dios no posee partes. La idea general de la divina simplicidad se puede resumir en el siguiente concepto: el ser de Dios es idéntico a los atributos de Dios. En otras palabras, características tales como omnipresencia, bondad, verdad, eternidad, etc. son idénticas a su ser, no cualidades que conforman su ser. Es por ello que Dios es la absoluta simplicidad. ¿Qué significa, a fin de cuentas, que Dios es absolutamente simple? Significa que no es cuerpo sino espíritu y, por tanto, es su propia esencia. Pero, además, porque es el Espíritu supremo, su esencia se identifica con su propio ser, es el ser subsistente. Esto comporta, que en el orden substancial, Él no se encuentra en ningún género, por lo que no puede ser definido, y en el orden accidental, que es todo lo que tiene y no adquiere nada que ya no tenga.

Refiriéndonos a nuestra vida espiritual, sabemos que una de las cualidades divinas es la Simplicidad absoluta, tal como nos dice Jan Rusbroquio: “Dios es simplicidad en su esencia, claridad en su inteligencia, amor universal y desbordante en su actividad. Cuanto más nos parezcamos a Él, en este triple aspecto, más unidos estaremos con Él”.Es decir, Dios carece de fondo y forma. Porque tal  como nos dice San Juan evangelistas, “Dios es amor y solos amor”. (1Jn 4,16). Si seguimos considerando, nos daremos cuenta, que los bienes espirituales carecen de forma y fondo, ellos son simples, como simple es el Autor y Creador de todo.

En este sentido Thomas Mertón nos dice: “Todo el misterio de la oración contemplativa simple, es un misterio de amor divino, de vocación personal y de don gratuito. Esto y solo esto, consigue el verdadero vacío, en el que ya nada queda de nosotros mismos”.

            El Abad Benedikt Baur escribe diciéndonos: “El santo amor de Dios simplifica enormemente tanto la vida exterior como la vida interior del hombre. Dios como espíritu puro es esencial e infinitamente simple; el amor que nos une con Dios nos hace semejantes a Él y nos comunica su santa simplicidad. Hace sencilla nuestra inteligencia, nuestros juicios, y criterios y nuestras aspiraciones. (…). Lo que antes amábamos, conversaciones, lecturas, etc… se nos vuelve cada vez más insípido. Coartamos nuestro trato y comercio con los hombres. El amor propio se bate en retirada en todos los frentes”.

            Vemos conforme a lo que nos dice el Abad Benedikt Baur que en la medida que una persona se va entregando más y más al amor que Dios, a todos nos ofrece, esa persona lentamente se va transformando. Porque el que ama imita y la imitación nos transforma, en lo que desearíamos ser ya, unos nuevos cristos.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940
  2. Libro. DEL SUFRIMIENTO A LA FELICIDAD.- www.readontime.com/isbn=8460999858
  3. Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
  4. Libro. MILAGROS EN LA EUCARISTÍA.- www.readontime.com/isbn=9788461179091
  5. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
  6. Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298
  7. Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281 

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