Muchos consumidores que desean el mantenimiento de los valores del Derecho Natural, sin embargo no son realmente libres para elegir sus opciones deseables en el gasto y en el consumo, porque desconocen aspectos importantes de los agentes económicos con los que se relacionan

En las sociedades materialistas, como lamentablemente se ha convertido la nuestra, tal como deseaban los profetas de este materialismo, las relaciones económicas, cada vez influyen más decisivamente en los valores dominantes de sus habitantes.

Aunque no son conscientes, los consumidores tienen en sus manos influir en el resultado final de esas relaciones, a través de sus decisiones de compra.

Pero esa decisión es más libre cuanto más informada está. Muchos consumidores que desean el mantenimiento de los valores del Derecho Natural, sin embargo no son realmente libres para elegir sus opciones deseables en el gasto y en el consumo, porque desconocen aspectos importantes de los agentes económicos con los que se relacionan, que, en algunas ocasiones mantienen comportamientos contrarios a sus principios.

Esas empresas, al hacer su opción por atacar el orden natural, deben estar dispuestas a asumir que muchos consumidores no quieran relacionarse con ellas para proporcionarles ganancia, o, al ser avisadas por los consumidores, cambiar ese talante agresivo.

Para facilitar esa libertad de elección del consumidor, este necesita la colaboración de las personas que conociendo esos comportamientos ofensivos, los documenten y los faciliten a algunos centros desde donde se puedan divulgar.

Pero también es necesario el compromiso de ese consumidor, que, con sacrificios razonables, sea consecuente con sus acciones (por ejemplo ser consciente de hacer sus compras en determinados sitios, en vez de otros)