Recogido de Ecclesia digital.

"En España, a los 86 años de edad, falleció el recordado y querido Padre Antonio Hidalgo de los Santos, salesiano de Sevilla que sirvió en la Inspectoría de Chile durante 10 años.

El Padre Antonio llegó a nuestro país a mediados de la década de los 80, luego de 30 años de intenso y fecundo servicio en España.

Con generosidad aceptó la petición del entonces Inspector, Padre Ricardo Ezzati –hoy Cardenal Arzobispo de Santiago- de sumarse al trabajo en Puerto Montt, obra que la Congregación había asumido recientemente, y que había sido iniciada por otro español muy recordado, el diocesano Padre José Fernández Pérez.

El Padre Antonio nació el 8 Junio 1928, en Sevilla. Estudió en el Colegio Salesiano San Pedro-Triana y Colegio Salesiano de Montilla (Córdoba). Estudió Filosofía y Pedagogía en Turín. Fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1955, en Madrid.

Desempeñó varios servicios en su tierra natal como profesor, formador e incluso como Inspector desde 1970 hasta 1976.

Su llegada a Chile se produjo en 1986, a petición de los superiores, gestión en la que estuvo presente el Rector Mayor de la época, Padre Egidio Viganó.

Permaneció en Puerto Montt hasta enero de 1987, fecha en la que le es solicitado hacerse cargo del Centro de Espiritualidad Salesiano de Lo Cañas, en Santiago.

En 1989 se integra a la comunidad de los estudiantes de Teología, continuando, además, con su colaboración en el Centro de Espiritualidad.

En esta etapa asume un servicio de colaboración con el Cardenal Raúl Silva Henríquez, en calidad de secretario personal.

En 1993 asume como formador de la casa del Noviciado de Macul, y en 1996 asume, nuevamente, como Director del centro de Espiritualidad de Lo Cañas.

Después de 10 generosos años en Chile es solicitado por su Inspectoría de origen, la misma de la cual proceden otros españoles incardinados en Chile: P. José López, Padre Teodoro Nieto y Padre Juan Pérez Alba.

Al regresar a su patria en 1996 dejó una carta a todos los Salesianos de Chile, en la que destaca la enriquecedora experiencia vivida a través del trabajo en las casas formativas y en la promoción de la Salesianidad.

Refiriéndose a la enseñanza de la Salesianidad, destaca: “He disfrutado de un tiempo de total dedicación, que nunca jamás había tenido. Por esta posibilidad de conocer más a fondo a Don Bosco y a la Congregación tengo que agradecer de corazón a los Superiores que me confiaron este trabajo y a todos vosotros, que me habéis animado siempre en este servicio”.

Finalmente tuvo palabras para el Cardenal Silva: “Algo que me llevo dentro del alma y que también agradezco a la Inspectoría, es haber podido prestar, por algún tiempo, una ayuda fraterna a nuestro querido Sr. Cardenal Raúl Silva. Su vida ejemplar ha sido para mí un estímulo a la fidelidad a Dios y a los hombres nuestros hermanos. Os confieso que se me queda algo del corazón en la aldea SOS de Punta de Tralca, donde le vi derramar tanto cariño a los niños más pobres y abandonados”."