Como quiera que nosotros tenemos cuerpo material y alma espiritual…, son dos las clases de perfección que hemos de atender a cumplimentarlas teniendo en cuenta lo que nos dejó dicho el Señor: “48 Sed pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,48). Si tenemos en cuenta esta aseveración del Señor y otras más, tenemos que llegar a la conclusión de que Dios ama la perfección; primeramente la espiritual de nuestra alma, pues Él es espíritu puro, y el orden espiritual, está muy por encima del orden de la material, que fue creada por Dios mismo, en atención a nosotros los seres humanos, tal como se deduce del principio, antrópico tal como lo enuncian los actuales cosmólogos. Nuestra limitada mente no acierta a comprender, como Dios por pura expresión de su omnipotencia y grandeza, crease por puro amor a nosotros todo el inmenso universo, con sus galaxias y planetas y sus distancia que solo puede ser medidas en años luz y su auténtico tamaño que desconocemos, es decir parece ser que Él creó el orden de la materia, por razón de nuestra existencia.

            Como antes decíamos, varias veces mencionó el Señor la necesidad de que buscásemos y tratemos de ser perfectos. Así en el pasaje del joven rico, mencionó la necesidad de buscar la perfección; 20 Le dijo el joven: Todo esto lo he guardado, ¿Que me queda aún? 21 Le dijo Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme. 22 Al oír esto el joven, se fue triste, porque tenía muchos bienes. 23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo: ¡que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos!”. (Mt 19,20-23). Hay que destacar la frase del Señor que le dice: Si quieres ser perfecto..., Es una invitación del Señor al joven rico para dejar libre el corazón y para llenarlo todo del Maestro. Se trataba de cambiar el amor a los bienes por la locura de seguirle a Él.

            Existe un estrecho vínculo entre la perfección y el amor y consecuentemente con la existencia de este vínculo, según el Evangelio no es más perfecto el que se comporta de un modo irreprochable, sino el que ama más. En este sentido, San Pablo escribe en la epístola a los colosenses: "14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección”. (Col 3,14).Porque nosotros somos tanto más perfectos, cuanto más amamos, San Juan de la Cruz en su Cántico espiritual nos dice: “Hasta que los amantes se funden en la unidad y se transfigura el uno en el otro el amor no es perfecto”. Y el Abad Baur escribe: “Una sola alma perfecta glorifica a Dios mucho más que miles de imperfectas, ya que un solo acto de amor, tal como lo realiza un alma perfecta, tiene mayor valor ante Dios que todos los actos de amor de tantas almas que aún no han alcanzado la perfección”.

Nuestra perfección ha de centrarse en la imitación de Cristo. Ya que, el que de verdad ama, tiende siempre a la imitación de su amado, porque es esta una de las características esenciales del amor que siempre es asemejanza, porque el amante quiere ser siempre, semejante y asemejarse a su amado. Asemejar, imitar, y unificar, son tres verbos que aunque dan la sensación de ser equivalentes, realmente no los son. Asemejar, imitar y unificar, son tres escalones que nos conducen hacia un mismo fin, el de la unión con algo o con alguien, en este caso considerando el orden de lo espiritual, sería con Dios.

          De todos es sabido, el dicho vulgar que dice: Voz del pueblo voz de Dios. Y el pueblo condensa su sabiduría empírica, en los llamados refranes y dentro de la multitud de ellos, hay uno que nos viene aquí al pelo, y que dice: “Dos que duermen en un colchón se vuelven de la misma opinión”. Naturalmente se refiere a los matrimonios que perduran. Durante los años de amor y convivencia se da la semejanza entre los cónyuges, esta semejanza, cada vez, se va haciendo, más fuerte y patente. Y este proceso como todo lo referente al espíritu y en definitiva al amor, porque la esencia del espíritu es el amor, necesita tiempo para nacer, crecer y consolidarse.

          Edward Leen escribe diciéndonos: “La víspera de su muerte, el Salvador dijo a Felipe: El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre, de ahí se desprende que ser como Él es, es ser como Dios. Cuando nuestra humanidad en sus pensamientos, juicios, decisiones, ideales y acciones es como la suya, reflejamos la excelencia divina, cumpliendo aquel mandato que, a primera impresión parece producir espanto: ‘Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. Fuera de la imitación a Cristo, no hay perfección. Y muy especialmente, su imitación ha de ser una vocación, un deber, una  obligación de todos en todos los momentos de nuestra vida. La idea de imitar a Cristo se ha de poner preferentemente sobre otra cualquier ora idea en nuestra mente para que en todo tiempo a la cabeza de todas tus elecciones, en todos tus retiros, esté siempre presente la necesidad que todos tenemos y tú de imitar a Cristo. Porque un ser humano es cada vez más perfecto en cuanto más se une a Cristo.

            Imitar a Cristo para asemejarnos más a Él es querer amarle más. De aquí el título del conocido libros de Tomás Hemerken de Kempis: “La imitación de Cristo”. En otras palabras, podemos decir sin temor a equivocarnos, que si amamos imitamos, porque la imitación es el mayor fruto del amor y ejemplo de esto lo tenemos en María de Nazareth, nuestra Madre celestial, que es la verdadera discípula imitadora del Señor.

          No se puede amar sin sentir deseos de imitar, si amamos imitamos. En definitiva el amor genera deseos de semejanza, de imitación que posteriormente se transformarán en deseos de unión con el Amado, y para alcanzar esa deseada unión, el alma busca asemejarse al Señor, tratando de imitarle. Realmente podríamos definir a los Evangelios, como unos manuales indicativos de lo que debemos de hacer para imitar al Señor, porque si a través de nuestra imitación, logramos asemejarnos a Él, conseguiremos unificarnos con Él, que debe de ser nuestro ansiado fin en el camino del amor hacia  el encuentro con Él.

          Escribe el teólogo dominico Antonio Royo Marín diciéndonos: “Donde falta una voluntad enérgica no hay hombre perfecto. Para serlo no basta un indolente quisiera, es preciso llegar a un enérgico quiero…. Solo las almas esforzadas y enérgicas, con ayuda de la divina gracia, logran escalar la cumbre de la montaña del amor”.

         Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. DEL SUFRIMIENTO A LA FELICIDAD.- www.readontime.com/isbn=8460999858
  2. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
  3. Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298
  4. Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080 
  5. Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461557097.
  6. Libro. DESEAR LA SANTIDAD.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461722747
  7. Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontim.com/ISBN=9788461266364

Como quiera que nosotros tenemos cuerpo material y alma espiritual…, son dos las clases de perfección que hemos de atender a cumplimentarlas teniendo en cuenta lo que nos dejó dicho el Señor: “48 Sed pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,48). Si tenemos en cuenta esta aseveración del Señor y otras más, tenemos que llegar a la conclusión de que Dios ama la perfección; primeramente la espiritual de nuestra alma, pues Él es espíritu puro, y el orden espiritual, está muy por encima del orden de la material, que fue creada por Dios mismo, en atención a nosotros los seres humanos, tal como se deduce del principio, antrópico tal como lo enuncian los actuales cosmólogos. Nuestra limitada mente no acierta a comprender, como Dios por pura expresión de su omnipotencia y grandeza, crease por puro amor a nosotros todo el inmenso universo, con sus galaxias y planetas y sus distancia que solo puede ser medidas en años luz y su auténtico tamaño que desconocemos, es decir parece ser que Él creó el orden de la materia, por razón de nuestra existencia.

            Como antes decíamos, varias veces mencionó el Señor la necesidad de que buscásemos y tratemos de ser perfectos. Así en el pasaje del joven rico, mencionó la necesidad de buscar la perfección; 20 Le dijo el joven: Todo esto lo he guardado, ¿Que me queda aún? 21 Le dijo Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme. 22 Al oír esto el joven, se fue triste, porque tenía muchos bienes. 23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo: ¡que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos!”. (Mt 19,20-23). Hay que destacar la frase del Señor que le dice: Si quieres ser perfecto..., Es una invitación del Señor al joven rico para dejar libre el corazón y para llenarlo todo del Maestro. Se trataba de cambiar el amor a los bienes por la locura de seguirle a Él.

            Existe un estrecho vínculo entre la perfección y el amor y consecuentemente con la existencia de este vínculo, según el Evangelio no es más perfecto el que se comporta de un modo irreprochable, sino el que ama más. En este sentido, San Pablo escribe en la epístola a los colosenses: "14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección”. (Col 3,14).Porque nosotros somos tanto más perfectos, cuanto más amamos, San Juan de la Cruz en su Cántico espiritual nos dice: “Hasta que los amantes se funden en la unidad y se transfigura el uno en el otro el amor no es perfecto”. Y el Abad Baur escribe: “Una sola alma perfecta glorifica a Dios mucho más que miles de imperfectas, ya que un solo acto de amor, tal como lo realiza un alma perfecta, tiene mayor valor ante Dios que todos los actos de amor de tantas almas que aún no han alcanzado la perfección”.

Nuestra perfección ha de centrarse en la imitación de Cristo. Ya que, el que de verdad ama, tiende siempre a la imitación de su amado, porque es esta una de las características esenciales del amor que siempre es asemejanza, porque el amante quiere ser siempre, semejante y asemejarse a su amado. Asemejar, imitar, y unificar, son tres verbos que aunque dan la sensación de ser equivalentes, realmente no los son. Asemejar, imitar y unificar, son tres escalones que nos conducen hacia un mismo fin, el de la unión con algo o con alguien, en este caso considerando el orden de lo espiritual, sería con Dios.

De todos es sabido, el dicho vulgar que dice: Voz del pueblo voz de Dios. Y el pueblo condensa su sabiduría empírica, en los llamados refranes y dentro de la multitud de ellos, hay uno que nos viene aquí al pelo, y que dice: “Dos que duermen en un colchón se vuelven de la misma opinión”. Naturalmente se refiere a los matrimonios que perduran. Durante los años de amor y convivencia se da la semejanza entre los cónyuges, esta semejanza, cada vez, se va haciendo, más fuerte y patente. Y este proceso como todo lo referente al espíritu y en definitiva al amor, porque la esencia del espíritu es el amor, necesita tiempo para nacer, crecer y consolidarse.

Edward Leen escribe diciéndonos: “La víspera de su muerte, el Salvador dijo a Felipe: El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre, de ahí se desprende que ser como Él es, es ser como Dios. Cuando nuestra humanidad en sus pensamientos, juicios, decisiones, ideales y acciones es como la suya, reflejamos la excelencia divina, cumpliendo aquel mandato que, a primera impresión parece producir espanto: ‘Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. Fuera de la imitación a Cristo, no hay perfección. Y muy especialmente, su imitación ha de ser una vocación, un deber, una  obligación de todos en todos los momentos de nuestra vida. La idea de imitar a Cristo se ha de poner preferentemente sobre otra cualquier ora idea en nuestra mente para que en todo tiempo a la cabeza de todas tus elecciones, en todos tus retiros, esté siempre presente la necesidad que todos tenemos y tú de imitar a Cristo. Porque un ser humano es cada vez más perfecto en cuanto más se une a Cristo.

Imitar a Cristo para asemejarnos más a Él es querer amarle más. De aquí el título del conocido libros de Tomás Hemerken de Kempis: “La imitación de Cristo”. En otras palabras, podemos decir sin temor a equivocarnos, que si amamos imitamos, porque la imitación es el mayor fruto del amor y ejemplo de esto lo tenemos en María de Nazareth, nuestra Madre celestial, que es la verdadera discípula imitadora del Señor.

No se puede amar sin sentir deseos de imitar, si amamos imitamos. En definitiva el amor genera deseos de semejanza, de imitación que posteriormente se transformarán en deseos de unión con el Amado, y para alcanzar esa deseada unión, el alma busca asemejarse al Señor, tratando de imitarle. Realmente podríamos definir a los Evangelios, como unos manuales indicativos de lo que debemos de hacer para imitar al Señor, porque si a través de nuestra imitación, logramos asemejarnos a Él, conseguiremos unificarnos con Él, que debe de ser nuestro ansiado fin en el camino del amor hacia  el encuentro con Él.

Escribe el teólogo dominico Antonio Royo Marín diciéndonos: “Donde falta una voluntad enérgica no hay hombre perfecto. Para serlo no basta un indolente quisiera, es preciso llegar a un enérgico quiero…. Solo las almas esforzadas y enérgicas, con ayuda de la divina gracia, logran escalar la cumbre de la montaña del amor”.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

Libro. DEL SUFRIMIENTO A LA FELICIDAD.- www.readontime.com/isbn=8460999858

Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v

Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298

Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080 

Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461557097.

Libro. DESEAR LA SANTIDAD.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461722747

Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontim.com/ISBN=9788461266364

         La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

          Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com