Busca que te busca en la red un estudio del que oigo hablar en Radio Clásica, me encuentro con este informe emitido por el The Jubilee Centre for Character and Virtues dependiente de la Universidad de Birmingham, una de las más importantes del Reino Unido.
 
            El informe se encabeza con estas palabras:
 
            “Existe un consenso creciente en el Reino Unido sobre que virtudes como honestidad, autocontrol, equidad, gratitud y respeto, que contribuyen a un carácter basado en la moralidad, forman parte de la solución a muchos de los retos que afronta la sociedad actual. Distintas investigaciones sugieren que niños y adultos viven y aprenden mejor con una personalidad rica en valores éticos, y que la integridad moral puede tener un impacto positivo también en los resultados obtenidos en la escuela, en el trabajo y en el ejercicio de la profesión.
            Cada vez más, los centros educativos de todo el mundo comprenden la necesidad de ayudar a sus alumnos a cultivar virtudes a una edad temprana. En esta nueva concepción de la educación, logros y graduaciones constituyen sólo un aspecto parcial. Sin embargo, y hasta hace muy poco, los materiales necesarios para conseguir este ambicioso objetivo se habían perdido irremediablemente en el Reino Unido. El Jubilee Centre for Character and Virtues, que forma parte de la Universidad de Birmingham, aspira a ser de utilidad a la hora de afrontar el reto. En cuanto líder mundial de investigación académica rigurosa en lo relativo a educación de la personalidad, el Centro opera sobre la base de que cultivar una buena formación moral es posible y alcanzable. Se trata de equipar a los niños y adultos con las capacidades para tomar decisiones sabias y rectas y mejorar así su vida”.
 
            Pues bien, en la página 19 del informe me encuentro con este párrafo que se comenta por sí solo:
 
            “Algunos factores individuales aparecen como estadísticamente asociados con la actuación de los estudiantes en lo relativo a la resolución de dilemas morales. Los siguientes grupos puntuaron más alto: las niñas sobre los niños; los que se identificaban como religiosos (y practicantes) sobre los que no lo hacían; los que participaban en voluntariados relacionados con causas caritativas sobre los que no lo hacían; los que participaban en actividades extraescolares relacionadas con la música y el teatro sobre los que no lo hacían. La participación en actividades deportivas, en cambio, no se presenta como estadísticamente significativo a los efectos”.
 
            Y bien amigos, no cabe otra conclusión: frecuenten la iglesia, apunten a sus hijos a coros y grupos de teatro, fomenten el voluntariado entre ellos y tendrán hijos moralmente más aguerridos, y en consecuencia, más felices. Suena bien, ¿no les parece? Por el momento, que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos. De todas las del pórtico, les espero mañana en esta columna.
 
 
            A Mariate, oyente impenitente de Radio Clásica, que me puso en la pista de la noticia.
 
 
            ©L.A.
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