Ha ocurrido en estos días. Un catequista hizo un juego con sus chicos de la parroquia, que consistía en que cada uno de ellos tenía que coger un papelito doblado de un cesto. En ellos venían varios propósitos cuaresmales, como usar menos el móvil y el internet, rezar un poco por las mañanas o visitar a Cristo eucaristía con más frecuencia. El chico al que le tocó este último propósito se acercó al catequista y le pidió que se lo cambiara. “Es que, en mi colegio, la capilla está cerrada con llave, y no podemos pasar”, explicó. El catequista quiso indagar un poco más sobre el tema, y descubrió que los alumnos de ese colegio –de monjas- iban a la capilla una vez al mes o con menos frecuencia, y el resto del tiempo, la capilla permanecía cerrada. “No vaya a ser que a algún alumno le dé por rezar”, pensó resignado el catequista. 

     Lamentablemente, no es el único caso. Sé de varios colegios donde la capilla se encuentra en la planta más alta del edificio y los pocos alumnos que suben se encuentran con la puerta cerrada. No hace falta decir que, tras el primer intento, ninguno de ellos vuelve. Conozco también a un sacerdote que me dijo que no tenían sagrario en la iglesia de su colegio porque “no era necesario”. Sin más explicación. En muchos de estos centros educativos hay jornadas dedicadas a la solidaridad, a la Madre Tierra o incluso a la Diversidad. Sobre esto último, un conocido colegio religioso de Madrid organiza, coincidiendo casualmente con la semana del Orgullo Gay, un evento en el que obligan a todos los alumnos y profesores varones a llevar alguna prenda de color rosa durante un día. Que cada uno saque sus conclusiones. Y, mientras, a Cristo eucaristía se le mantiene bajo llave. 



    San Juan Bosco decía que sólo eran necesarias dos cosas para llevar bien un colegio católico: la eucaristía y la confesión. Si el santo patrono de la juventud levantara la cabeza y le diera por visitar algunos de estos centros educativos, me temo que regresaría a la tumba con el corazón en un puño. En el fondo, ¿no es un problema de fe? ¿No será que en estos colegios se cree poco en la eucaristía y mucho en sus estupendas iniciativas? ¿No estaremos ante religiosos que se han plegado demasiado a las ideas del mundo y se han alejado de Dios?