Esta fue la esquela mortuoria del sacerdote don Ramón Romera Vera, nacido en Jaén, en cuyo Seminario estudió y fue ordenado en la Capilla Mayor.

Como cura anduvo por las tierras del Condado y Porcuna, llegando a la ciudad de Jaén, donde entró en la catedral como beneficiado. Ejerció como párroco de la extinta feligresía del Sagrario. Alcanzó el cargo de canónigo.

Completó estudios de Derecho Canónico. A su vuelta entró en el Tribunal Eclesiástico Diocesano, donde tuvo diversos cargos.

Tenía una vocación escondida por el mundo del periodismo: escribía en el Diario Jaén un artículo semanal de opinión religiosa católica en una columna que tenía el título genérico: Diana.

Largos años fue apareciendo su pensamiento, y fueron muchos los lectores que sumó a lo largo de su vida.

Descanse en paz, don Ramón, buen sacerdote.

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La Religión de la Comunicación incomunicada en España

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Tomás de la Torre Lendínez