El descubrimiento dentro de la fe de que Jesús ama a todos los hombres y especialmente a los marginados ayuda a la persona a descubrir su propia dignidad de hijo de Dios. La manera de la comunidad de acoger la muerte de un hermano, ayuda a algunos a superar su miedo a la muerte. Por lo mismo, la Eucaristía y la oración en común ayudan a descubrir que todos somos disminuidos de corazón, prisioneros de nuestros egoísmos. Pero Jesús ha venido para curarnos interiormente, salvarnos y liberarnos por el don de su Espíritu. Es la Buena Nueva que él trae a los pobres: no estamos solos en nuestra tristeza, en las tinieblas de nuestra soledad, en nuestros temores, en nuestra afectividad y en nuestra sexualidad trastornada. Él nos ama y está con nosotros. "No temas, yo estoy contigo". 

Jean Vanier , La Comunidad, P 302