Sí porque como sabe bien el lector de esta columna, Mateo, único evangelista que se refiere a la figura de los Magos de Oriente, no menciona en ningún momento su número, que sin duda, se halla en estrecha relación con los tres presentes que portan, a saber, oro, incienso y mirra (pinche aquí para conocerlo todo sobre los Reyes Magos). Aunque no siempre fue así: una pintura en el cementerio de San Pedro y San Marcelino en Roma nos muestra a dos; otra en el cementerio de Domitila, igualmente en Roma, a cuatro; un jarrón en el Museo Kircher (Florencia), hasta ocho. Parece que es Orígenes (n.185-m.254) el primero en afirmar el tres como el número de magos que visitan a Jesús, pero en todo caso, la tradición no se consolida hasta el s. V, en que ya vemos expresarse en esos términos a San Máximo de Turín (s. V) o San Léon I Papa (n.h. 390-m.461).
 
            Pues bien, muy poco posterior es la pieza que les traigo hoy a estas líneas, conservada en el British Museum bajo el número de registro 1983/0704.1
 
            Se trata de un medallón bizantino del s. VI-VII, de 57,8 milímetros de diámetro y un peso de 22,17 gramos, realizado en una aleación de oro al 70%, formado de dos láminas engarzadas por los bordes y unida a una cadena de oro.
 
            En el verso una adoración de los magos con una virgen que sostiene al niño y un ángel sobrevolando la escena. En el reverso una escena de la Ascensión, con Cristo soportado por cuatro ángeles, sobrevolando sobre la Virgen y los Doce Apóstoles.
 
            Lo que es imposible apreciar en el medallón pero todavía tardará en alcanzarse es la iconografía que convierte a uno de los magos en negro, algo que no empezará ocurrir hasta el s. XII y a la altura del s. XV todavía no se halla completamente consolidada como demuestran las muchas representaciones que Fra Angelico realiza entre 1423 y 1445.
 
            Y bien, queridos amigos, contestada la pregunta que nos formulábamos al inicio, esto es todo por hoy. Esperando haya sido de su interés, me despido una vez más de Vds. deseándoles que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana continuamos, por supuesto.
 
 
 
            ©L.A.
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