Un año más, en medio de todo este jaleo de compras, luces y música, el sentido de tanta fiesta hace Su Presencia personalmente. ¿Te das cuenta? ¿Qué “espíritu de la Navidad” te vende el comercio? ¿Qué luz, color, sensación, regalo, música, película,… puede sustituir la alegría de sentirle, acogerle, vivirle en el corazón? ¿Te lo vas a perder?

Él lo anuncia de nuevo, a través de Gabriel, de Juan después y, de nuevo, su cumpleaños. ¿Le felicitas tú? ¿Te alegras con Él?

Hace unos días escuché el relato de una vocación Era impresionante la cercanía y familiaridad de trato personal con Dios. Aunque pienso que no hay vocaciones de distintas categorías, porque nos llama a todos como y donde Él quiere, Dios nos va conduciendo hacia aquello que más nos realiza y hace felices, lo que aprovecha más nuestras capacidades y las pone al servicio de todos. ¿Quién Le escucha y le hace caso hoy?

Cada año no, cada día, más bien cada instante, tenemos la oportunidad y responsabilidad de discernir, descubrir y acoger entre las muchas voces, sonidos y ruidos,… Su Voz, Sus pasos, Sus signos, Su Presencia.