EL NOVIO DE MI MADRE
No es infrecuente oír hablar, fundamentalmente a adolescentes, del novio de su madre. Son personas separadas, que viven con sus hijos y establecen una nueva relación emocional.
No es un asunto fácil, en muchas ocasiones. Por lo tanto, me gustaría hacer varias puntualizaciones.
Los hijos tienen el derecho a sentirse en su casa y queridos. Muchas veces se sienten al albur de las decisiones que toma el novio de su madre, o de sus caprichos. La mujer cede por temor a perderlo y los perjudicados son los hijos que empiezan a ver como cada vez cuentan menos en esa casa.
Con frecuencia se apela al derecho a la felicidad que se tiene a pesar de lo que digan los hijos. Lo que está claro es que ese derecho, si es que existe, no puede existir a costa de la felicidad de otros y mucho menos si esos otros son los hijos.
A los hijos no hay que dejar de educarlos. Con frecuencia los hijos son conscientes de que la atención de su madre hacia ellos ha disminuido. Ella está a lo que diga su novio. Esto puede ser al principio aceptado con agrado por los hijos, después es rechazado y empiezan las dificultades en esa familia. Ellos quieren ser prioritarios al novio de su madre y se dan cuenta que no es así.
Nunca a un hijo va a gustar saber que su madre está teniendo relaciones sexuales con otra persona que no es su padre y, mucho menos, si es en casa y ellos están. Les hace sufrir mucho.
Hay veces que se dan cuenta de cómo se abaja su madre ante una persona que no supone nada para ellos. Eso le hace tener tristeza. Además la autoridad de la madre se está perdiendo desde el momento en que son conscientes de que las indicaciones que les da son solo emocionales y muy condicionadas por las opiniones del novio.
Muchas veces la relación de la madre está cogida con hilos. Es una relación solo afectiva que no va a llegar a ninguna parte. Tiene que ser consciente de cómo todo ese proceso puede afectar a los hijos.
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