Me pregunto si Florentino se ha planteado convencer a su nueve puro de que exija a los aficionados de Abu Dhabi que le llamen de usted para que ninguno se refiera a él como Cristiano, nombre que perjudica los intereses económicos del Madrid en el mundo árabe tanto o más que la Cruz que ha suprimido el club del escudo oficial en el país musulmán para evitar la susceptibilidad del nuevo patrocinador. También me pregunto si lo siguiente del presidente merengue será pedir a Villar que interceda para que su paisano Aurtenetxe acceda a que el partido de cuartos ante el Athletic no se juegue en San Mamés.
Lo que no me pregunto es lo que sé. Sé, Por ejemplo, que Florentino no da el perfil de mártir. No me imagino a un misionero en Nigeria quitándose la medalla de la Virgen de las Angustias para despistar a Boko Haram, pero creo que este hombre, si hay negocio, no dudaría en entablar relaciones con el círculo Podemos tercera república, siempre que esté patrocinado por Venezuela, para sustituir la corona del escudo por un camafeo de Maduro. Tampoco me extrañaría que, con tal de contentar al patrocinador árabe, proponga a Ancelotti que ante la eventualidad de que alguien remate en plancha, que es cosa de mujeres, toda la delantera del Real lleve puesto el burka.