Ante el nuevo curso pastoral 2020-2021, quisiera evocar aquellas palabras del papa Francisco, el pasado 27 de mayo, en la bendición Urbi et orbi"¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?". Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe, que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti". Esta breve oración puede servirnos de pórtico al curso pastoral que se inicia, golpeados todavía con fuerza por la pandemia. Tres actitudes pueden marcar nuestros pasos en esta hora.

    Primero, debemos comenzar el curso tomando conciencia de la misión recibida en nuestras tareas apostólicas. Cada generación recibimos como legado el patrimonio espiritual de la anterior. Pero al recibirlo lo tenemos que hacer nuestro y recrearlo como si naciera de nosotros. Cada generación tiene que volver a las fuentes, entrar en ellas, redescubrir la verdad cristiana, renovarla, enriquecerla, adecuarla a las propias circunstancias.

    Segundo, debemos comenzar con humildad, conscientes de que somos instrumentos, mediaciones, que con obediencia y humildad ofrecemos a Jesucristo como salvador universal.

    Tercero, debemos comenzar el nuevo curso con la frescura y el vigor del primer descubrimiento. "Todo lo que Jesús toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida". Por eso, el Papa nos señalaba esa hermosa  tarea de "ir hacia Cristo y confiar en Él".

Entremos en el mar del nuevo curso, en el océano de esta sociedad asustada, con mucha bondad y necesidad de amor, como "peregrinos, sembradores y testigos".