‘No se obligará jamás a los fieles a adoptar la práctica de la Comunión en la mano, dejando a cada persona la necesaria libertad para recibir la Comunión en la mano o en la boca’

(Congregación para el Culto Divino - Protocolo #720-85)

En 1969 el Papa Pablo VI dio permiso para poder recibir la Comunión en la mano. Con ello se volvía atrás en ciertas prácticas tradicionales de la Iglesia. Basado en una frase de San Cirilo de Jerusalén en el 348 d.C., el Papa Pablo VI dio las siguientes instrucciones: ‘Cuando una persona se acerca a recibir la Sagrada Comunión, debe hacer un trono para la mano derecha con su mano izquierda, que será la que recibirá al Rey. Así con la mano que esta debajo, toma la Hostia consagrada y la lleva a su boca’.

La opción de recibir la Sagrada Comunión en la mano o en la lengua se deja a la persona que la recibe. En cualquiera de las dos formas debe hacerse con respeto a la presencia de Cristo en la Eucaristía.

Sin embargo desde 1969 la Santa Sede, aún manteniendo en vigor para toda la Iglesia la manera tradicional de distribuir la Comunión en la boca, concede a las Conferencias Episcopales que lo pidan, y con determinadas condiciones, la facultad de distribuir la Sagrada Comunión dejando la Hostia en la mano de los fieles.

Ningún Obispo está obligado a aplicar esta despensa en su Diócesis. Aún en el caso de que el Obispo permita recibir en la mano la Hostia consagrada, los fieles pueden seguir recibiendo la forma ordinaria, que sigue siendo en la boca.

La facultad de ofrecer la Comunión en la mano está regulada por las Instrucciones Domini et Inmensae Caritatis, del 29 de mayo de 1968, así como por el Ritual de Sacra Communione, publicado el 21 de junio de 1973 en su número 21.

Estas normas tienen como finalidad recordar el deber de respeto hacia la Sagrada Eucaristía, independientemente de la forma de recibir la Comunión.

En una entrevista que se realizo al sacerdote italiano Mauro Gagliardi, consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Santo Padre, el 25 de diciembre del 2009 definió de forma concreta esa concesión de la recepción de la Comunión en la mano. Dijo el Padre Gagliardi en dicha entrevista:

En lo referente a recibir la Comunión en la mano, se recuerda que esto es hoy posible en muchos lugares, aunque no obligatorio, pero que sigue siendo una concesión, una derogación a la norma ordinaria que afirma que la Comunión se recibe solamente en la lengua. Esta concesión se les ha hecho a las Conferencias Episcopales que lo han solicitado, y no es la Santa Sede quien la sugiere o promueve.

Y, por supuesto, ningún Obispo miembro de la Conferencia Episcopal que ha pedido y obtenido el permiso, está obligado a aplicarlo en su Diócesis. Todo Obispo puede siempre decidir que en su Diócesis se aplique la norma universal, que está vigente a pesar de todos los indultos concedidos; norma que establece que los fieles deben recibir la Santa Comunión en la lengua.

Es curioso resaltar que el Papa Benedicto XVI da siempre la Comunión a los fieles solamente en la boca y ellos deben estar de rodillas. Cuando le preguntaron al Arzobispo Marini, Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias si el Papa continuará con esa práctica, Marini respondió: Creo que será así. No hay que olvidar que la distribución de la Comunión en la mano es todavía, desde el punto de vista jurídico, una dispensa a la ley universal, concedida por la Santa Sede a aquellas Conferencias Episcopales que lo pidieron. (L’Osservatore Romano, edición italiana, 26 de junio del 2008).

El Arzobispo Marini añadió que la modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma, valida para toda la Iglesia. Con la distribución de la Comunión en la boca, agregó, se intenta resaltar la presencia real en la Eucaristía, se ayuda a la devoción de los fieles, y se introduce con mayor facilidad el sentido de misterio, aspectos que en este tiempo es urgente recuperar.

Sin embargo hay también quien está totalmente en desacuerdo con esta medida de permitir la Comunión en la mano. El Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, subrayó que al recibir la Comunión en la mano se produce un creciente debilitamiento de una conducta devota frente al Santísimo. En su opinión la Iglesia debería reconsiderar el permiso para recibirla de esta forma.

El Prelado hizo pública esta propuesta en le prólogo del libro “Dominus est: Pensamientos de un Obispo de Asia Central sobre la Sagrada Eucaristía”, escrito por el Arzobispo Auxiliar de Karagandá, Monseñor Athanasius Schneider, y editado por la Librería del Vaticano en enero del 2008. Finalizó diciendo: creo que ha llegado la hora de evaluar esta práctica y reconsiderarla y, cuando sea necesario, dejarla.

Cada cual puede tener su opinión sobre la forma que más le ayuda a recibir al Señor con la reverencia que se merece. La obediencia a la Iglesia requiere que respetemos estas opciones, y que recordemos que la Eucaristía es vínculo de caridad.

Tanto si recibimos la Sagrada Comunión en la boca como en la mano, debemos ajustarnos a lo que es permitido y a recibir con la mayor reverencia posible al Señor.