Tal dia como hoy (7 de Octubre) tuvo lugar una batalla decisiva para la libertad de occidente. El poder musulmán amenazaba a todo el continente. No había entonces tanta diplomacia, y había que luchar. Cristianos y musulmanes se enfrentaron en una de las batallas marinas más celebre de la historia. Acompañaba a los aguerridos soldados el Cristo de las Batallas, la Virgen llamada posteriormente del Rosario, la oración incesante del Rosario por parte del Papa Pío V. Celebres soldados como Juan de Austria, y celebres literatos como Cervantes.

            Hoy estamos enfrentados a un islamismo fanático y enloquecido. Occidente vuelve a estar en peligro. El Papa Francisco le ha llamado a esta lucha la tercera guerra mundial. Por fin parece que las naciones democráticas se han percatado del peligro y se han puesto en marcha. ¡Ojalá no degenere este conflicto en algo más grave! Pero no podemos permitir que el llamado Estado Islámico consiga su pretensión de conquistar el mundo. Que la Virgen del Rosario nos ayude en la lucha por el bien y la paz.

 

Comienza la Batalla de Lepanto

A las 11 de mañana, ambas flotas ya estaban dispuestas a iniciar el fuego. Las naves de Barbaringo y de Sirocco, fueron las primeras en entrara en combate. El escuadrón cristiano atrapó al turco e incluso su comandante fue herido mortalmente, Sirocco murió. Las acciones de las galeazas, con viento a favor, permitió un rápido desbordamiento de las naves de Sirocco y ya todo fue fácil para el escuadrón veneciano, mucho más rápido y su mayor maniobrabilidad permitió atrapar al escuadrón turco contra la costa, en la punta de Scorfa. El ala izquierdo otomana resultó completamente aniquilada. Los soldados turcos fueron abatidos en sus propias naves o incluso perseguidos por tierra. La batalla había comenzado con gran éxito para la escuadra cristiana.

 


Disposición de las flotas en el inicio del combate

A las 12 de la mañana, continuó el combate por el centro de las dos escuadras. En el centro estaban las dos naves capitanas dirigiendo a lo mejor de los dos ejércitos. Las naves turcas rompieron la línea cristiana y avanzaron por el centro en busca e la nave capitana de Don Juan de Austria. Esta arriesgada maniobra, fue neutralizada en parte por la artillería cristiana que causó muchos daños en las galeras enemigas, pero fue tal el ímpetu de las naves otomanas que después de penetrar en el interior de la vanguardia cristiana se lanzaron al abordaje.

 

El desorden era total, apenas se veía, las naves apenas superaban 2 ó 3 metros sobre el nivel del mar; y el humo de los disparos e incendios dificultaba todavía más la visión; el lio de naves y mástiles que se cruzaban sin ningún orden de batalla era total y la visión nula. El combate continuaba y las naves pequeñas tuvieron en este momento crítico, una importancia vital. Actuaban de enlace y de transporte de infantería donde se precisaba para controlar las brechas o para infiltrase en la líneas enemigas.

  

La situación era épica, se iban a enfrentar la nave Real de Don Juan de Austria con la nave Sultana de Alí Pacha. El duelo entre los dos comandante había comenzado.

La situación era crítica , en aquellos largos momentos se estaba decidiendo el destino de occidente , la espada contra el alfanje, la cruz contra la media luna. Don Juan estaba en su combate personal con Alí Pachá y no podía ejercer las funciones de comandante en jefe de la flota de la Santa Alianza. En este momento, Álvaro de Bazán, al frente de la escuadra de reserva, toma la iniciativa y entra con sus naves por el centro en dirección a la nave Sultana.

 



 

La Sultana se había dirigido directamente contra la Real y la embistió en la amura con su enorme espolón. Las dos naves quedaron unidas por lo garfios y se produjo el abordaje definitivo. La sultana recibía continuos refuerzos de las numerosas naves cercanas; la Real se había quedado bastante aislada de su flota y sólo contaba con el apoyo de la galera veneciana de Sebastián Venier. Aunque los arcabuceros españoles hacía de las suyas, el mayor número de tropas musulmanas hacía pensar que la nave Sultana iba finalmente a derrotar a la Real de Don Juan de Austria. Afortunadamente, las naves de reserva de Álvaro de Bazán llegaban a la línea de combate y destrozaban gran número de galeras turcas hasta llegar a la altura de las Real.

 

 

 

Ahora iba a llegar el momento crítico que hace ganar o perder las batallas. Juan de Austria iba a lanzar su último ataque con todo lo que le quedaba, reunió las galeras próximas a la Real y se dirigió al abordaje definitivo de la Sultana. Alvaro de Bazán mandó una oleada de infantería del tercio de refresco que entraron en la galera de Alí Pachá a sangre y fuego con la furia de un huracán.

Pero un instante de suerte iba a desnivelar la balanza a favor de los cristianos; un disparo de un arcabucero dio en la cabeza de Alí Pachá y cayó fulminado al instante. Reconocido el cuerpo del comandante de la flota otomana, su cabeza degollada fue clavada en una pica a modo de estandarte lo que desconcertó a las tropas musulmanas .Los otomanos al ver la cabeza de su líder clavada en una pica se desmotivaron y cedieron rápidamente posiciones ante el empuje creciente arrollador de las tropas de la alianza.

 

 

La batalla iba a continuar un poco más, ya que las escuadras del ala izquierdo, comandadas por Uluj Alí Pachá, estaban intentado flanquear las galeras de Andrea Doria y este les seguían con sus naves cerrándoles el paso , e impidiendo la maniobra de embolsamiento. La maniobra desesperada acabó mal para los musulmanes cuando fueron abordadas por las 53 galeras de Andrea Doria y algunas más de la Orden de Malta. Las reservas de Álvaro de Bazán , ya libres después de aniquilar la Sultana, fue a reforzar la línea de combare de Andrea Doria lo que produjo finalmente a huída de la escuadra de Uluj Alí Pachá.

 

 

Eran las 4 de la tarde cuando las naves cristianas convergieron todas sobre el ala izquierda otomana para aniquilar los restos de la escuadra del Imperio Otomano. Aunque todavía hubiera muchas galeras cristianas ocupadas en dar caza a otras turcas que trataban de escapar solitariamente, se puede dar por concluida la batalla a las 4 de la tarde..

Habían transcurrido 4 horas de batalla y ya todo había terminado.

El arrojo y determinación que demostraron las tropas cristianas fue determinante para lograr la victoria  que fue total. El mérito principal de la victoria estuvo en el mando. Don Juan de Austria demostró en todo momento ser digno de la alta responsabilidad que tenía y su táctica resultó acertadísima y los venecianos lo reconocieron.

En cuanto a heroísmo, puede decirse que fue general, tanto en las tropas veteranas como bisoñas. En las fiestas de la noche de la victoria se pudo comprobar que uno de los soldados que lucharon con más bravura se trataba de una mujer. Por ello, se le concedió plaza en el Tercio de Lope de Figueroa.

 


Consecuencias de la Batalla de Lepanto

La batalla de Lepanto ha sido la batalla naval más sangrienta de la Historia, ni siquiera comparable con las batallas navales de las 2 guerras mundiales. Cervantes dijo:

“La más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros“

Musulmanes:

190 galeras con su artillería hundidas o capturadas.

30.000 muertos y desaparecidos. Marineros, infantes y arqueros.

Cristianos:

12 naves inicialmente capturada y más tarde recuperadas.

7.600 bajas , 2.000 de ellos españoles

21.000 heridos .

La victoria de Lepanto se considera como una de las batallas más decisivas de la humanidad al parar en seco el avance del Imperio Otomano por el Mediterráneo. Se inició así el declive naval de los turcos.

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Recemos el Santo Rosario pidiendo por la paz, y que se acaben las atrocidades que se están cometiendo en Oriente Medio, y con la pretensión de hacerse con Europa.

Fuente: www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20lepanto.html