Nos toca defender y construir la cultura de la vida; sin embargo, como las palabras no son suficientes, oponerse al aborto, incluye…

  Ayudar y respetar a las mujeres embarazadas:

  Dándoles nuestro asiento en donde quiera que nos encontremos…

  Respetando sus derechos laborales…

  Apoyando con tiempo o dinero a quienes se encargan directamente de acompañar a las madres solteras…

  Defenderlas públicamente ante la moda del descarte…

  Estar ahí para lo que se les ofrezca…

  Podríamos seguir con la lista de acciones concretas; sin embargo, lo principal, aquello que no nos puede faltar como el argumento más contundente, es “tomar cartas en el asunto” y, desde ahí, demostrar con hechos nuestro interés por la vida. Recordemos que “la palabra mueve, pero el ejemplo arrastra”. Tomando en cuenta que los que promueven la legalización del aborto nacieron, ¿quiénes creen que son para impedir que el no-nacido pueda vivir?