Según el diario “El Mundo”, el gobierno del Partido Popular retirará el anteproyecto de ley del aborto. Véanlo aquí:

 http://www.elmundo.es/espana/2014/09/13/541357c822601d0f648b4599.html?a=9595d3e7e1f5cc0252bbcdd77d6bcd78&t=1410618211

A Rajoy le gustaría que la palabra “aborto” desapareciese del lenguaje y del debate político. Le gustaría verla enterrada, como a los cien mil niños no nacidos que cada año son asesinados en España. Ojos que no ven, ya saben ustedes.

El Partido Popular podría fichar a Bibiana Aido para que gestione la ley del aborto: la que permanece es suya y la de Gallardón era un maquillaje inicuo para engañar a los votantes católicos del PP. Hoy ha quedado claro que ningún católico puede militar o votar a un partido que es tan abortista como el PSOE o PODEMOS. Hoy ha quedado claro que lo del mal menor ya no se sostiene. Hoy ha quedado claro que la excusa de “se hace lo que se puede para cambiar desde dentro al partido” era solo eso: una excusa cobarde.

Hoy también ha quedado claro que la Iglesia y, en concreto, sus obispos, no pueden callar ante semejante tropelía. El PP se pasa por el forro los valores no negociables que el Papa Benedicto XVI ofreció al pueblo católico como guía segura para orientar el voto.

La noticia del diario progubernamental “El Mundo” –tal vez sobra el adjetivo: en España todos los grandes diarios son progubernamentales- no pasa de ser un rumor. Sin embargo, deja en evidencia la estrategia del asesor Arriola: escorar al PP hacia la izquierda tanto como sea posible para ganar votos en ese caladero de pijoprogres burgueses atemorizados con PODEMOS. Si tienen tiempo y saben inglés, lean este artículo sobre los ricos y entenderán a qué me refiero: http://deconstructingleftism.wordpress.com/2014/09/10/eat-the-rich-or-the-cult-of-capital/

Pero los asesores del presidente no son idiotas. Han elegido la crisis catalana para colar por la puerta de atrás este monumental engaño del PP a sus votantes católicos. ¿Por qué? Es de manual: mantengo una postura de firmeza sobre la cuestión de la unidad de España para contentar a mis votantes conservadores y obedecer a la señora Merkel –que quiere cobrar puntualmente lo que España le debe- y, envuelto en la bandera rojigualda, entierro una ley que nació para no ver la luz. Es fácil hacer el chiste macabro: abortar cualquier posibilidad de salvación para las víctimas del aborto: niños y madres.

Como catalán, afirmo que la legitimidad moral de este gobierno para condenar cualquier cosa, incluido el independentismo, ha quedado reducida a la nada. Como catalán, y ya lo he dicho muchas veces, me apuntaría a una Cataluña libre y foral, donde no existiera el aborto ni la eutanasia. Los independentistas van a perder una oportunidad histórica. Allá ellos.

Como católico, espero que los obispos, en vez de decir obviedades sobre la autodeterminación o la economía, se pronuncien con rotunda claridad sobre el derecho a la vida. O sea: que repitan exactamente lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica. Sólo tienen que leerlo delante de un micrófono.