Si tomamos el Drae y miramos…  el término atributo, se nos dice que estos son Cada una de las cualidades o propiedades de un ser”. Pero esta definición no nos vale para aplicarla a los atributos de Dios y ello es, porque la esencia de Dio es la simplicidad. El concilio IV de Letrán y el concilio del Vaticano II nos enseñan que Dios es sustancia o naturaleza absolutamente simple «substantia seu natura simplex omnino»; (Dz 428,1782). La expresión «simplex omnino» quiere decir que de Dios se excluye toda composición, tanto física como metafísica.

En el ámbito de la teología, la doctrina de la divina simplicidad establece que Dios no posee partes. La idea general de la divina simplicidad se puede resumir en el siguiente concepto: El ser de Dios es idéntico a los atributos de Dios. En otras palabras, características tales como la omnipresencia, la  bondad, la verdad, la eternidad…, etc. son idénticas a su ser, no cualidades que conforman su ser. Es decir no es que Dios tenga un amor infinito, es que Él es amor y solo amor, al mismo tiempo que Él es omnisciente, omnipotente, eterno, bondadosos , justo… etc.

            Y es por ello, por lo  que el Drae, nos da una segunda acepción específica para los llamados atributos divinos al decirnos que, son atributos de Dios: Cada una de las perfecciones propias de la esencia de Dios, como su omnipotencia, su sabiduría, su amor, etc… Tanto el concilio IV de Letrán como el concilio del Vaticano II nos enseñan, que Dios es sustancia o naturaleza absolutamente simple «substantia seu natura simplex omnino»); (Dz 428,1782). La expresión «simplex omnino» quiere decir que de Dios se excluye toda composición, tanto física como metafísica. En el ámbito de la teología, la doctrina de la divina simplicidad establece que Dios no posee partes. La idea general de la divina simplicidad se puede resumir en el siguiente concepto: El ser de Dios es idéntico a los atributos de Dios. En otras palabras, características tales como la omnipresencia, la  bondad, la verdad, la eternidad…, etc. son idénticas a su ser, no cualidades que conforman su ser. Es decir, no es que Dios tenga un amor infinito, es que Él es amor y solo amor, y no es que tenga omnipotencia u omnisciencia, sino que  tanto la omnipotencia divina como so omnisciencia, son inherentes a él en la simplicidad de su esencia.

            Dios dentro de su simplicidad de su esencia, es amor y es el amor lo que más nos afecta en nuestras relaciones con Él, pues el amor es una condición indispensable para contactar con Él, quién no le ama jamás podrá relacionarse con Dios y el que más le ame será el que mejor se relaciones con Él. A estos  efectos San Juan nos dice reiteradas veces que Dios es amor y solo amor: “16 Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en É1. 17 La seña, de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros, está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él. 18 En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor”.  (1Jn 4,16-18). Nuestra relación con Dios es esencialmente una relación de amor ahora en este mundo, pero también s¡lo será en su Reino.

            En el Catecismo e la Iglesia católica en su parágrafo 218, podemos leer: "A lo largo de su historia, Israel pudo descubrir que Dios sólo tenía una razón para revelársele y escogerlo entre todos los pueblos como pueblo suyo: su amor gratuito (cf. Dt 4, 37; 7, 8; 10, 15). E Israel comprendió, gracias a sus profetas, que también por amor Dios no cesó de salvarlo (cf. Is 43, 1-7) y de perdonarle su infidelidad y sus pecados (cf. Os 2)”. Y en el parágrafo 1813 nos señalan cuales son las virtudes teologales de las cuales es parte esencial, la caridad o amor: “Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad (cf. 1 Co 13, 13)”.

Las virtudes teologales, como sabemos son tres: Fe. Esperanza y Caridad y de las tres la más importante es la caridad, es decir el amor. San Pablo nos dice: "8 La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. 9 Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. 10 Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. 12 Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. 13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad”.(1Cor 13,8-13).

            No cabe la menor duda de que el alma de la persona, es la que más se ocupa de sus relaciones con Dios y es a ella a la que le interesa más el amor divino. La gracia divina, poco a poco va penetrando en el alma y esta va creciendo y engrandeciéndose en el amor a Dios, así como en su fe y en su esperanza, pues las tres virtudes teologales, aumentan o disminuyen en el alma humana siempre al unísono. Cuanto más crece un alma en su desarrollo espiritual, más gracias divinas recibe para seguir creciendo.

Y en relación a la simplicidad divina, ella tiene sus efectos en relación al amor de Dios, así el Abad Benedik Baur, nos dice: “El santo amor de Dios simplifica enormemente tanto la vida exterior como la vida interior del hombre. Dios como Espíritu puro es esencial e infinitamente simple; el amor que nos une con Dios nos hace semejantes a Él y nos comunica su santa simplicidad. Hace sencilla nuestra inteligencia, nuestros juicios, y criterios y nuestras aspiraciones. (…). Lo que antes amábamos, conversaciones, lecturas, etc… se nos vuelve cada vez más insípido. Coartamos nuestro trato y comercio con los hombres. El amor propio se bate en retirada en todos los frentes”.

El amor incita a la persona que ama a imitar a su amado. Si amamos a Dios, trataremos de imitarlo y la simplicidad en todo lo nuestro esencialmente en nuestra conducta, nos llevará a una simplicidad en nuestros actos humanos, Para ser perfecto hemos de ser simples. Dios ama la simplicidad en sus criaturas.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. BUSCAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461164516
  2. Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
  3. Libro. MILAGROS EN LA EUCARISTÍA.- www.readontime.com/isbn=9788461179091
  4. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
  5. Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281 
  6. Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461266364

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