Cuando se le propone a una persona ser cristiano, aunque no lo diga, en muchas ocasiones lo que está pensando es: "Si me hago cristiano, adiós a la diversión, adiós a los ligues, a la píldora, a los amigos, a las costumbres divertidas, en resumen, adiós a disfrutar de la vida…”, porque lo que tiene en su cabeza es el aburridísimo, sombrío y desalentador cristianismo que conoce, en el que todo es sacrificio, renuncia, tristeza...

La realidad es que no conoce:

¿Quiere todo esto decir que ser cristiano no cuesta? En absoluto. Ser cristiano es costoso pero, y esta es la realidad, mucho más costoso es no serlo.

Veamos dos columnas comparativas:

Y esto es sólo un esbozo. Solamente el que decida estudiarlo seria y adecuadamente podrá darse totalmente cuenta de que:

Naturalmente nadie, salvo un necio, se haría cristiano porque es menos costoso, sino porque es verdad. Pero, además de verdad, es menos costoso.

Los Tres Mosqueteros

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