¿Qué fue lo que provocó que Santo Tomas de Aquino escribiera un himno tan profundo como el “Tantum Ergo Sacramentum”? Sin duda, el Jesús de la Misa, aquel que sigue haciéndose presente en la historia de la humanidad. Teniéndolo a él, lo tenemos todo. Dice Santa Teresa de Ávila: “Solo Dios basta” y qué cierto es que cuando Jesús ocupa el primer lugar lo demás viene como consecuencia. Llenarnos de Dios para compartirlo con el mundo; especialmente, cerca de los alejados. Cristo, presente en la fracción del pan, le da contenido a nuestra vida, redescubre la esencia de cada uno y hace cosas grandes. En el sagrario se esconde el tesoro más grande y, al mismo tiempo, el menos conocido. ¿Qué nos toca? Contemplar a Dios, reconocerlo y llevarlo con nosotros a donde quiera que vayamos.

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