Antes de entrar a comentar este tema…, quiero referir una historia de la vida de Santa Teresa de Jesús que ella misma relata en el libro autobiográfico titulado: “El Libro de la vida”. En aquella época, principios del siglo  XVI, Ella había nacido  en 1515 y prestó su vida  de consagración al Señor, cuando tenía 21 años, es decir hacia 1536. Había entonces, una costumbre muy extendida en todos los conventos, sobre todo en los de clausura, que era la de recibir visitas, que se extendían en largas horas de charla sobre temas religioso y es de suponer que también, sobre temas no tan religioso, sino mundanos y quizá, también de cotilleos. Estas visitas a las superioras, le parecían bien, pues eran una fuente de ingresos, por las limosnas que donaban las o los visitantes. Pero ellas, eran nefastas para la vida espiritual de las religiosas.

        Santa Teresa mujer con un carácter muy extrovertido, alegre y ocurrente, le gustaban estas charlas. Pero un día pasó por un pasillo y le llamó la atención, una talla de tamaño natural de un Cristo todo llagado y sangrante, con las manos atadas a la columna de su flagelación. Se paró y mirando al Cristo de la talla, le  preguntó: "¿Señor, quién te puso así?", y le pareció escuchar: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar  quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no volvió a perder tiempo en charlas inútiles y comenzó a buscar únicamente la santidad.

        Yo supongo que cada una de las personas que lean esta glosa, tienen una distinta situación, en lo que se refiere a relaciones sociales no solo una distinta situación, sino también un distinto carácter, hay personas que aman la relación social y viven para ella, hasta en su más mínimos detalles. Son personas extrovertidas de carácter abiertamente comunicativo, la mayoría de las veces hablan más de lo debido, pues como sabemos Dios nos ha dado dos oídos y una sola lengua, para que hablemos la mitad de lo que escuchamos. Porque si hablamos más de lo que escuchamos, corremos muchos peligros y el más conocido de ellos es el cotilleo, que tanto daña a las almas. A las personas de carácter introvertido, les es más fácil controlar las relaciones sociales y tienen menos tendencias al cotilleo, y no son solo las mujeres las que lo practican que también hay un montón de hombres que les chifla el cotilleo y el afán de dar noticias a los demás, utilizando el estribillo: …lo sé de muy buena tinta: Y no creamos que con el paso de los años, decrece el afán de cotilleo que con mayor o menor tendencia todos tenemos, porque conozco a más de un octogenario, que se lleva la palma.

En el lado opuesto hay personas introvertidas, poco comunicativas y reservadas y precisamente el  carácter de estas personas, las predispone para una vida interior más rica y abundante. Pero esto puede ser una cualidad o un defecto, según se emplee esta vida interior. En una mayor riqueza espiritual del alma, o por el contrario se emplee con fines que atenten negativamente a la persona, en relación a su vida espiritual. La guarda de la intimidad en las relaciones con el Señor, es un algo muy propio de muchos santos. Ejemplo de esta afirmación lo tenemos en la vida de Santo Tomás de Aquino a quien sus compañeros de estudios le llamaban el buey mudo, debido a su corpulencia corporal y lo poco que hablaba. Nuestras relaciones con el Señor, son siempre unas relaciones de amor y a ningún enamorado le gusta hablar de sus intimidades con su Amado. 

Dios desea que le amemos y no quiere nunca compartir con nadie, nuestro amor. Él lo quiere todo y tiene derecho a exigírnoslo porque Él nos lo ha dado todo lo que tenemos y no solo nuestras posesiones materiales, sean muchas o pocas sino las espirituales que son las más importantes y las que a Él de verdad le interesan. Él esencialmente nos demanda amor, ni nuestras propiedades materiales, que tantos quebraderos de cabeza nos proporcionan, ni nuestro cuerpo, nada que sea materia nos pide, solo nos pide nuestro amor.

En dos distintos libros del Pentateuco, se nos recuerda que Dios es celoso, así en el Éxodo podemos leer: “Soy un Dios celoso”. Y también en el Deuteronomio, se puede leer; "24 porque Yahvéh tu Dios es un fuego devorador, un Dios celoso”. (Dt 4,24). Los celos como sabemos tiene siempre su origen en el amor. Es un amor siempre fuerte en que genera los celos y si Dios mismo nos habla de su fuego de amor, sus celos son terribles.

A este respecto Carlo Carretto, escribía: “Pero los celos de Dios no son como los nuestros. Él está celoso porque tiene miedo de que en lugar de amarlo a Él, en su Ser desnudo, amemos sus cosas, sus riquezas, sus dones, el gozo que nos brinda, la paz que nos dispensa, la verdad que nos regala. Dios no es solo celoso en su amor, es trágico en su amor. Antes de hacerte suyo, antes de dejarse poseer, te dilacerá (dilacerar.-  Real academia.- Desgarrar, despedazar las carnes de personas o animales. Lastimar, destrozar la honra, el orgullo, etc.) o mejor, encargará a la historia que te dilacere”.

Compaginar una vida social intensa con el mantenimiento de un fuerte amor al Señor, es algo muy difícil por no decir imposible. Todo lo que metamos en nuestra mente, que no genere un mayor al Señor, ocupa un sitio en ella y  es un sitio que le hurtamos al Señor. No quiero decir con esto, que sea pecado la vida social intensa, pero al menos hay que reconocer que no nos acerca a Dios y es negativa para nuestra vida espiritual. Son muchas las cosas que sin ofender a Dios podemos realizar en nuestra vida, pero en general, todos los excesos nos apartan del amor a Dios.

La vida humana de una persona no consagrada al servicio de Dios, tiene que atender unas obligaciones de orden familiar y laboral que si es casado, él o ella han aceptado al escoger el matrimonio como si vía de santificación y ¡ya lo creo que lo es! si uno  una cumple con sus obligaciones. Estas obligaciones le vienen impuestas por un sacramento, que al tiempo que le obliga con unas cargas, pero si todo transcurre, apoyándose en el amor al Señor, también tienen los cónyuges a su disposición unas gracias sacramentales, que muchas veces ellos las ignoran o no les prestan la debida atención. Si los cónyuges viven en gracia y amistad con el Señor, las gracias del sacramento del matrimonio están siempre a su disposición, y en los momentos difíciles de la vida, estas gracias conviene utilizarlas. ¿Qué cómo se utilizan? Muy fácil si se está y se vive en gracia y amistad con el Señor, solo hace falta pedírselas y tener la seguridad que Él nos las donará, ¡Ah! tener paciencia la impaciencia es una mala consejera.

            En cuanto a las personas que han hecho votos sacramentales en su ordenación, no soy en absoluto partidario de la vida social de personas consagradas y comprendo que para muchas de ellas es un verdadero problema el controlarse. Desde luego es muy distinto el camino de santificación dentro de una orden de clausura, que para un sacerdote diocesano que necesita estar al tanto con sus parroquianos. De todas formas, es de ver que al ser humano, cuando le apetece algo, que no pueda ser correcto, aunque tampoco es descaradamente pecaminoso, siempre ayudado por quien todos sabemos, el  encuentra razones justificativas de lo que desea hacer. Y hasta tal punto esto es una realidad, que hasta tenemos absurdos refranes justificativos, como el que dice: Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.  

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. LA HUELLA DE DIOS. Isbn.- www.readontime.com/isbn=9788461164523
  2. Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL.- www.readontime.com/isbn=9788461179190
  3. Libro. MILAGROS EN LA EUCARISTÍA.- www.readontime.com/isbn=9788461179091
  4. Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
  5. Libro. SANTIDAD EN EL PONTIFICADO.- www.readontime.com/isbn=9788461266357 

La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

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