Muchas son las cuestiones que la convivencia pocas veces acontecida de dos papas legítimos, uno de ellos en ejercicio y el otro “emérito”, va a suscitar necesariamente en la vida cotidiana de la Iglesia. Cuestiones a las que la Iglesia, siempre sabia, sabrá ir dando solución como ya ha dado solución a las más apremiantes y urgentes.
 
            Pues bien, esto dicho, formulo aquí una de ellas, probablemente no la más importante, pero sí una de ellas. Acostumbra la liturgia de la misa a pedir, al llegar el momento de la oración de los fieles, justo después del Credo y antes de la presentación de las ofrendas, por el papa actual y por el obispo de la diócesis en la que tiene lugar la misa con palabras como las siguientes: “Por el Papa Francisco, por nuestro obispo, Antonio María [en Madrid]”.
 
            Pues  bien, ¿qué tal si entre la petición relacionada con el papa reinante, el Papa Francisco en este caso, y el obispo de la diócesis, Antonio María en el  caso de la diócesis de Madrid a la que pertenezco, se incluyera una petición que podría rezar, poco más o menos, como lo hace el título de este artículo?
 
            Es apenas una propuesta, pero no estaría mal.

            Que hagan mucho bien y que no reciban menos.
 
 
 
            Dedicado a mi hermano Alejandro, propietario intelectual de la idea.
 
 
            ©L.A.
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