No deja de sorprenderme, cada vez que lo releo, el libro La monja que salvó a Juan Pablo II, de la vaticanista Cristina Siccardi. Una joyita literaria que, según me dicen, está ya agotada en librerías y que de momento sólo puede adquirirse en Amazon. El editor prepara ya la segunda edición.

Tengo en mi poder una copia del acta levantada por el notario italiano Luigi Napolitano el 28 de diciembre de 2000, en relación con el atentado sufrido por el ya santo Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, del que mañana mismo se cumplen 33 años.

Tal día como mañana, festividad de la Virgen de Fátima, el entonces pontífice salvó la vida porque Dios lo quiso. La declaración notarial del padre pasionista Franco D´Anastasio, que trató durante 30 años a sor Rita del Espíritu Santo, la hija espiritual del Padre Pío que estuvo providencialmente en la Plaza de San Pedro aquel día, no deja lugar a dudas.

Testifica el padre D´Anastasio, tras la muerte de sor Rita acaecida en noviembre de 1992, entre otras cosas:
 
"Con ocasión de un encuentro con ella [sor Rita] a finales de 1981, hablamos del atentado al Santo Padre Juan Pablo II y sor Rita me confió: "La Virgen y yo desviamos con nuestras manos la del terrorista".

El sacerdote refiere a continuación que la monja agustiniana estuvo aquel día en bilocación en el lugar del atentado. Como el Padre Pío, sor Rita estuvo adornada de ese carisma que le permitía estar en dos sitios distintos al mismo tiempo. Gloria a Dios.

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