Cuando nos asomamos a la vida de los santos, en este caso de los dos Papas canonizados, nos puede parecer que eso de la santidad es para “supermanes”. Es verdad que lo que valora la Iglesia a la hora de aprobar un proceso de canonización es que el candidato a santo haya vivido heroicamente las virtudes humanas y espirituales. Pero esta condición no depende solo, ni mucho menos, de la persona en concreto. La santidad no es un esprín que se gana a pulso. Es fruto de la Gracia de Dios que se recibe cuando el cristiano, consciente de su vocación, se abre a Dios. Y todo el “heroísmo” está en el empeño por no hacer fracasar el plan divino sobre la persona, sobre cada uno de nosotros. Decía P. de Ravignan: Es imposible concebir lo que Dios sería capaz de hacer con un alma, si ésta le dejase obrar a Dios.  Ahí está la “heroicidad”: en dejar obrar a Dios.

   Precisamente porque los santos son humanos, podemos comprender lo que dice el que fue Secretario personal de Juan Pablo II desde que era Obispo: Fue un santo muy normal, pero dentro de esa normalidad… excepcional… Un santo hace que la vida sea más fácil e intenta entender las debilidades de otras personas. Así fue San Juan Pablo II, como lo fue San Juan XXIII: Muy santos, muy humanos, muy comprensivos, muy misericordiosos… Y desde ese prisma hay que contemplar  sus vidas. Sus obras y sus escritos dan cuenta fehaciente de ello. El Magisterio de Juan Pablo II es formidable. El de Juan XXIII más breve pero fundamental. Los escritos espirituales de ambos llegan profundamente  al corazón. Recomiendo una obra de Juan XXIII no muy conocida por muchos: “Diario del alma”, que son los apuntes espirituales de toda su vida.

   Aportamos nuevos apuntes de la doctrina de Juan Pablo II:

:: La Virgen María

"El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir en la incomprensión y en el dolor". Madre del Redentor  #16

"El dogma de la maternidad divina de María fue para el Concilio de Éfeso y es para la Iglesia como un sello del dogma de la Encarnación en la que el Verbo asume realmente en la unidad de su persona la naturaleza humana sin anularla".  Madre del Redentor #4

"María es ´llena de gracia´, porque la Encarnación del Verbo, la unión hipostática del Hijo de Dios con la naturaleza humana, se realiza y cumple precisamente en ella". Madre del Redentor #9

"El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en le radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo.  Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos.  Se pone "en medio", o sea se hace mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede -más bien "tiene el derecho de"- hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres".  Madre del Redentor  #21

"La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse para que pueda manifestarse el poder salvífico del Mesías". Madre del Redentor  #21

"En Cana, merced a la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús da comienzo a su hora". Madre  del Redentor  #21  

"En Cana María aparece como la cree en Jesús; su fe provoca la primera "señal" y contribuye a suscitar la fe de los discípulos". Madre del Redentor  #21

"La misión maternal de María hacia los hombres de ninguna manera oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino mas bien muestra su eficacia.  Esta función materna brota, según el beneplácito de Dios, de la superabundancia de los méritos de Cristo... de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud". Madre del Redentor  #22

"Esta nueva maternidad de María, engendrada por la fe, es fruto del `nuevo´ amor, que maduro en ella definitivamente junto a la Cruz, por medio de su participación en el amor redentor del Hijo".  Madre del Redentor  #23  

"Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre".

"Durante el reciente viaje a Polonia, me dirigí a la Virgen María con estas palabras: "Madre santísima, (...) obtén también para mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado. En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; (...) en ti confío y te declaro una vez más: Totus tuus, Maria! Totus tuus! Amén". (Homilía en el santuario de Kalwaria Zebrzydowska, 19 de agosto de 2002.

"Danos tus ojos, María, para descifrar el misterio que se oculta tras la fragilidad de los miembros del Hijo. Enséñanos a reconocer su rostro en los niños de toda raza y cultura".

"María, ayúdanos a ser testigos creíbles de su mensaje de paz y de amor, para que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, caracterizado aún por tensos contrastes e inauditas violencias, reconozcan en el Niño que está en tus brazos al único Salvador del mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que todos aspiran en lo más profundo del corazón".

"Que la Virgen, co-participante íntima en el designio de salvación, nos acompañe en el camino de la pasión y de la cruz hasta el sepulcro vacío para encontrar a su Hijo divino resucitado. Entremos en el clima espiritual del Triduo Santo, dejándonos guiar por Ella".

:: La oración

"Es hora de redescubrir, queridos hermanos y hermanas, el valor de la oración, su fuerza misteriosa, su capacidad de volvernos a conducir a Dios y de introducirnos en la verdad radical del ser humano".

"Cuando un hombre ora, se coloca ante Dios, ante un Tú, un Tú divino, y comprende al mismo tiempo la íntima verdad de su propio yo: Tú divino, yo humano, ser personal creado a imagen de Dios".

"En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación".

"Pidamos juntos a Dios, rico de misericordia y de perdón, que apague los sentimientos de odio en el ánimo de las poblaciones, que haga cesar el horror del terrorismo y guíe los pasos de los responsables de las naciones por el camino de la comprensión recíproca, de la solidaridad y la reconciliación".

"Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. La pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a Dios en la oración".

"En los momentos de angustia y de «pesadilla mortal», la oración, acompañada por el compromiso de hacer la voluntad de Dios, devuelve el auténtico gusto por la vida".


:: El Rosario

"En su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad".

"El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio".

"Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor".

"Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor".

"Esta oración ha tenido un puesto importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes".

"El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo".

"Hace veinticuatro años, el 29 de octubre de 1978, dos semanas después de la elección a la Sede de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: «El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad". [...]

"Hoy, al inicio del vigésimo quinto año de servicio como Sucesor de Pedro, quiero hacer lo mismo. Cuántas gracias he recibido de la Santísima Virgen a través del Rosario en estos años: Magnificat anima mea Dominum! Deseo elevar mi agradecimiento al Señor con las palabras de su Madre Santísima, bajo cuya protección he puesto mi ministerio petrino: Totus tuus!".

"El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo del vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización".

"...el motivo más importante para volver a proponer con determinación la práctica del Rosario es por ser un medio sumamente válido para favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio cristiano, que he propuesto en la Carta Apostólica Novo millennio ineunte como verdadera y propia pedagogía de la santidad: es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración".

"No se puede, pues, recitar el Rosario sin sentirse implicados en un compromiso concreto de servir a la paz, con una particular atención a la tierra de Jesús, aún ahoratan atormentada y tan querida por el corazón cristiano".

"En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actua"l.

"Numerosos signos muestran cómo la Santísima Virgen ejerce también hoy, precisamente a través de esta oración, aquella solicitud materna para con todos los hijos de la Iglesia que el Redentor, poco antes de morir, le confió en la persona del discípulo predilecto: ¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!". (Jn 19, 26).

"María vive mirando a Cristo y tiene en cuenta cada una de sus palabras: 
«Guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón » (Lc 2, 19; cf. 2, 51). Los recuerdos de Jesús, impresos en su alma, la han acompañado en todo momento, llevándola a recorrer con el pensamiento los distintos episodios de su vida junto al Hijo. Han sido aquellos recuerdos los que han constituido, en cierto sentido, el ´rosario´ que Ella ha recitado constantemente en los días de su vida terrenal".

"Cuando recita el Rosario, la comunidad cristiana está en sintonía con el recuerdo y con la mirada de María".

"...como subrayó Pablo VI: Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: "Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad". (Mt 6, 7).

"Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la escuela de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje".

"...esto dice el Beato Bartolomé Longo: Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto".

"El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo «sea formado» plenamente en nosotros". (cf. Ga 4, 19)

"El Rosario promueve este ideal, ofreciendo el ´secreto´ para abrirse más fácilmente a un conocimiento profundo y comprometido de Cristo. Podríamos llamarlo el camino de María".

"En el testimonio ya citado de 1978 sobre el Rosario como mi oración predilecta, expresé un concepto sobre el que deseo volver. Dije entonces que el simple rezo del Rosario marca el ritmo de la vida humana".

"...no es difícil profundizar en esta consideración antropológica del Rosario. Quien contempla a Cristo recorriendo las etapas de su vida, descubre también en Él la verdad sobre el hombre".

"Meditar con el Rosario significa poner nuestros afanes en los corazones misericordiosos de Cristo y de su Madre".

"...sí, verdaderamente el Rosario « marca el ritmo de la vida humana », para armonizarla con el ritmo de la vida divina, en gozosa comunión con la Santísima Trinidad, destino y anhelo de nuestra existencia".


:: Vida consagrada

"La entrega total y la fidelidad permanente al Amor constituye la base de vuestro testimonio ante el mundo.  Os pido una renovada fidelidad, que haga más encendido el amor a Cristo, más sacrificada y alegre vuestra entrega, más humilde vuestro servicio". 

"La necesidad de este testimonio público constituye una llamada constante a la conversión interna,  a la rectitud y santidad de vida de cada religiosa".

"La Profesión religiosa coloca en el corazón de cada uno y cada una de vosotros, queridos Hermanos y Hermanas, el amor del Padre; aquel amor que hay en el corazón de Jesucristo, Redentor del mundo.  Este es un amor que abarca al mundo y todo lo que en el viene del Padre y que al mismo tiempo tiende a vencer en el mundo todo lo que «no viene del Padre". (Redemptionis Donum, 9)

"La entrega total y la fidelidad permanente al Amor constituye la base de vuestro testimonio ante el mundo".

"Os pido una renovada fidelidad, que haga mas encendido el amor a Cristo, mas sacrificada y alegre vuestra entrega, mas humilde vuestro servicio".

"La necesidad de este testimonio público constituye una llamada constante a la conversión interior, a la rectitud y santidad de vida de cada religiosa".

"El consagrado es el que afirma y vive en sí mismo el señorío absoluto de Dios, que quiere ser todo en todos".

"Esta entrega nuestra traspaso de propiedad, nos marcó con una señal particular, que pasó a ser nuestra identidad".

 

Como afirma  el que fue su secretario, hoy Cardenal Stanislaw Dziwisz, Juan Pablo II fue un Papa que ganó sin luchar contra nadie, solo a favor de la Verdad.