LOS SANTOS NO SON SOLO PARA APLAUDIRLOS

                Miles, muchos miles,  de palmas rompieron el silencio de Roma cuando Juan Pablo II y Juan XXIII fueron nombrados nuevos santos de la Iglesia católica. Junto a esos miles, millones de manos de todo el mundo se levantaron al cielo para honrar con alegría la memoria de estos Papas santos. En mi parroquia también lo hicimos cuando a la hora de la canonización un matrimonio presentó a los fieles congregados en la iglesia el cuadro del Papa magno.

                Todos los que se desplazaron a Roma han vuelto con la imagen viva en sus ojos de la maravilla que han contemplado y vivido. El mundo, los medios, vuelven a la normalidad. Pero hay que evitar el peligro de esta cultura de la imagen: no podemos contentarnos con archivar en la memoria del “móvil” lo que hemos visto y oído. Ahora llega lo más importante, y lo más difícil: seguir sus huellas, hacer realidad esa santidad que ha sido exaltada, pero que es la santidad a la que estamos llamados todos. Creo oír la voz de Juan Pablo II que, desde el cielo, nos está gritando: ¡Abrir de par en par las puertas a Cristo! ¡No perdáis el tiempo aplaudiendo,  poneos en marcha cada cual con su cruz… Nos apremia el amor de Dios… Hay mucho por hacer…!

                Leía un testimonio que publica Navarro Valls  en ABC: Ser encontró en Cracovia con una chica que, después de escuchar a Juan Pablo II, no paraba de llorar. El portavoz del Papa le dijo que eran momentos de alegría, que por qué lloraba. Ella respondió: -Por ver lo santo que es el Papa y el desastre que soy yo.

                Si llegamos a ese extremo es buena señal, estamos en la senda de valorar la santidad y el pecado. Pero habría que escuchar lo que le dijo Jesús a María Magdalena: -Mujer, ¿por qué lloras?.- Y ella respondió: -Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

                Toda la tarea de Juan Pablo II fue enseñarnos el lugar en donde está Jesús. Y en ese esfuerzo denodado se santificó. Deja que él te siga orientando con esa garra apostólica que tenía para llevar a los jóvenes de la mano a Jesús. Los santos no son para aplaudirlos y encenderle velas, sino para seguir el camino que han abierto con su amor a Dios y a los demás.

                Traigo aquí nuevas enseñanzas del nuevo santo, para que las podamos leer, meditar y llevarlas a la vida de cada día.

            :: La paz

"La paz es uno de los bienes más preciosos para las personas, para los pueblos y para los Estados".

"En este tiempo amenazado por la violencia, por el odio y por la guerra, testimoniad que Él y sólo Él puede dar la verdadera paz al corazón del hombre, a las familias y a los pueblos de la tierra. Esforzaos por buscar y promover la paz, la justicia y la fraternidad. Y no olvidéis la palabra del Evangelio: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". (Mt 5,9).

"La paz y la violencia germinan en el corazón del hombre, sobre el cual sólo Dios tiene poder".

"La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas".

"¡Hombres y mujeres del tercer milenio! Dejadme que os repita: ¡abrid el corazón a Cristo crucificado y resucitado, que viene ofreciendo la paz! Donde entra Cristo resucitado, con Él entra la verdadera paz".

"Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad".

"La verdadera reconciliación entre hombres enfrentados y enemistados solo es posible, si se dejan reconciliar al mismo tiempo con Dios".

"No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón".

"El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad".

"Hay que alentar con firme determinación el camino del diálogo y de la mutua comprensión en el respeto de las diferencias, de forma que la auténtica paz pueda lograrse y tenga lugar el encuentro entre los pueblos en un contexto de solidario acuerdo".

"La auténtica religión no apoya el terrorismo y la violencia, sino que busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana".

"La guerra es siempre una derrota de la humanidad".

"La violencia y las armas no pueden resolver nunca los problemas de los hombres".

"La verdad y la solidaridad son dos elementos claves que permiten a los profesionales de los medios de comunicación convertirse en promotores de la paz".

"Los invito a cada uno a comprometerse cada día en el seguimiento de Cristo para rechazar la violencia, que es un camino sin futuro, y para construir una paz duradera fundada en la justicia y el respeto de las personas".

"El derecho internacional, el diálogo leal, la solidaridad entre los Estados, el ejercicio tan noble de la diplomacia son los medios dignos de los hombres y de las naciones para superar sus contiendas".

"Valorar los recursos humanos endógenos significa garantizar el equilibrio sanitario y, en definitiva, contribuir a la paz del mundo entero".

"Es un deber para los creyentes, cualquiera sea su religión, proclamar que nunca podremos ser felices unos contra otros; nunca el futuro de la humanidad podrá ser asegurado con el terrorismo y la lógica de la guerra".

"Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz".

"Nosotros los cristianos, en particular, estamos llamados a ser centinelas de la paz, en los lugares donde vivimos y trabajamos; es decir, se nos pide que vigilemos para que las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, de la mentira y de la violencia".

"No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen".

"Pero para que tengan lugar los cambios estructurales deseados, no son suficientes iniciativas e intervenciones externas; se requiere ante todo una conversión conjunta de los corazones al amor".

"Elevemos nuestras oraciones al Señor para que el amor venza al odio y para que la paz, la justicia y la solidaridad crezcan en todos los rincones del mundo, en el espíritu del Evangelio".

"Es todavía más urgente proclamar, con voz decidida, que sólo la paz es el camino para construir una sociedad más justa y solidaria".

"Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz".

"La paz, se realiza respetando el orden internacional y el derecho internacional, que deben ser las prioridades de todos aquellos que tienen a su cargo el destino de las Naciones".

"La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad".

"La verdad, erá fundamento de la paz cuando cada individuo tome conciencia rectamente, más que de los propios derechos, también de los propios deberes con los otros".

"La justicia, edificará la paz cuando cada uno respete concretamente los derechos ajenos y se esfuerce por cumplir plenamente los mismos deberes con los demás".

"El amor será fermento de paz, cuando la gente sienta las necesidades de los demás como propias y comparta con ellos lo que posee, empezando por los valores del espíritu".

"La libertad, alimentará la paz y la hará fructificar cuando, en la elección de los medios para alcanzarla, los individuos se guíen por la razón y asuman con valentía la responsabilidad de las propias acciones".

 NOTA: Hemos organizado una peregrinación a Polonia TRAS LAS HUELLAS DE JUAN PABLO II, del 8 al 15 de Julio. Los interesados pueden pedir información en el teléfono: 609932108. 

Juan García Inza