Cuando amamos y recurrimos con frecuencia a la Sagrada Escritura para descubrir en ella un faro de iluminación para nuestra vida no podemos cometer el error de pensar que la podemos interpretar libremente al estilo protestante. El estudio, la profundización y el discernimiento de la palabra de Dios nos permitirán hacer realmente lo que Dios quiere para nosotros y de nosotros.

Sabemos perfectamente, la Escritura lo afirma, que el Maligno es el padre de la mentira y que su intención siempre será hacernos caer por medio de sus artimañas que no resultan ser obvias como pensamos. Las propuestas del espíritu del mal van encaminadas a hacernos pensar que estamos haciendo la voluntad de Dios cuando en realidad nos estamos apartando de ella. Recordemos que su intención y su obra no es sembrar un campo paralelo de cizaña sino precisamente introducirse en todo aquello que nosotros creemos bueno y recto para pervertirlo; sembrar maleza en medio del trigo del Señor para dañar desde la intimidad del corazón.

Es infantil pensar que su intención es sembrar odio donde hay amor o duda donde hay fe: no es tan evidente el Enemigo. Es fácil descubrir sus tretas con un actuar así y más fácil poderlo rechazar. ¿Pero qué sucede cuando nos propone algo que aparentemente se muestra como la voluntad de Dios? Ese es el verdadero reto: saber si viene o no viene del Señor, darnos cuenta qué es cizaña y qué es trigo en el campo de Dios que es el corazón. Veamos algunos ejemplos:

- El Señor dice: “SÓLO LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES” (Jn. 8,32) a lo que el Maligno dirá: “CÁNTALE LA TABLA AL QUE SEA EN LA CARA.” Aquí es importante descubrir muy bien que la invitación de Jesús implica un respeto profundo por la dignidad de la otra persona pero también por la verdad; lo que se busca es la edificación personal y del prójimo, mientras que la otra sólo pretende humillar y pisotear refregando en la cara los pecados y los defectos ajenos.

- Cuando el Señor nos dice: “NO TENGAN MIEDO” (Jn. 14,27), el enemigo nos propondrá la OSADÍA, (Tírate de aquí, que a sus ángeles enviará para que tu pie no tropiece…). La degeneración de la valentía es precisamente la osadía, que no mide consecuencias y se expone innecesariamente ante el peligro.

- En Mt. 5, 48 el Señor nos invita a la perfección: (Sean pues ustedes PERFECTOS…); a esta propuesta nos hace Satanás otra muy parecida: la del PERFECCIONISMO. Entre una y otra hay un abismo enorme de diferencia pues la búsqueda de la perfección está sujeta a la comprensión de los propios errores y a su superación mientras que el perfeccionismo no acepta equívocos propios o ajenos llevando al sufrimiento de todos.

- Cuando el Señor nos pide RESPETO POR NUESTRA SEXUALIDAD (No cometerás actos contra la pureza) nos harán otra que nos llevará al PURITANISMO, viendo maldad en cualquier expresión sexual (afectiva) lo que llevará inexorablemente a vivir de modo angustioso la riqueza de la sexualidad.

- El crecimiento en la FE, como don del Espíritu Santo, tiene su contraparte en el FANATISMO religioso que impide respetar las creencias ajenas y se creerá con autoridad para matar en nombre de Dios.

- “AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS…” tiene su similar en el APEGO AFECTIVO. Mientras el primero construye la individualidad y es profundamente altruista, el segundo destruye los afectos porque los distorsiona, hace sufrir y depender del objeto.

- Cuando el Señor nos invita al descubrimiento y respeto de nuestra DIGNIDAD humana el Maligno nos hará pensar que se trata de defender nuestro ORGULLO a costa de lo que sea. No dar el brazo a torcer puede parecer respeto por nosotros mismos pero puede desembocar en obcecación e intransigencia ante el perdón o la reconciliación.

¿Hasta dónde una virtud puede confundirse con un vicio? ¿Dónde está lo que es del Señor y lo que es confusamente una invitación del padre de la mentira? Aquí es donde entra en juego la amistad e intimidad que tenemos con Dios por medio de la oración y del estudio de su palabra. Toda virtud siempre construye no solo de modo personal sino también a todo el que nos rodea mientras que todo vicio hará sentir mal en su práctica y en su fruto.

JUAN AVILA ESTRADA Pbro