“Girls rule, boys drool” ("las niñas gobiernan, los niños babosean"), así en inglés, reza la camiseta de una graciosa niña que baila y que es la protagonista de uno de los videos que Google recomienda visionar a aquellas niñas interesadas en videos de otras niñas que bailan de maravilla (puede verlo pinchando aquí).
 
            A mí el lema impreso en la camiseta de la graciosa y talentosa Autumn Miller, que así se llama la protagonista del video, me hace esbozar una sonrisa. Es un mensaje sin mayor trascendencia, cuya rima en inglés la convierte en sonora e ingeniosa, que representa un simpático y comprensible acto de autoafirmación sexual, y que al fin y al cabo, hasta refleja una realidad difícil de rebatir, cual es la de que a la edad entre los diez y los doce, trece años, -la que tiene la danzarina del video-, las niñas efectivamente van muy por delante de los niños en talento, en malicia, en inteligencia, en vivacidad... en todo o casi todo. Los que de Vds. tengan niños y niñas me darán muy probablemente la razón. Lo que por otro lado, se convierte en un poderoso argumento a favor de la escolarización separada de niños y niñas.
 
            De todas maneras, permítanme Vds. ahora una pregunta: ¿se imagina alguien la que se habría formado en la red si en vez de decir la camiseta en cuestión “las niñas mandan, los niños babosean”, se pudiera leer en ella la frase “los niños mandan, las niñas babosean”?
 
            Reconozcámoslo cómo es: corren malos tiempos para la igualdad. Lo que no es nada nuevo en la historia, probablemente siempre fue así, aunque sí lo es cuando lo lleva a cabo una sociedad, -probablemente sí la primera en la historia-, que se jacta, precisamente, de caminar hacia la igualdad. Una igualdad que, una vez más reconozcámoslo como es, apenas se ha quedado en aquello a lo que apelamos para hacer leyes, para llevar a cabo comportamientos que atentan directa y peligrosamente contra la igualdad, y que sólo sirven a la discriminación, convertida mediante el ingenioso oxímoron que le añade detrás el término “positiva”, en uno de los dioses a los que los tiempos rinden paganamente culto.
 
 
            ©L.A.
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