Xavier Dor no es el clásico antisistema, nostálgico del 68, que alterna el escrache con la sentada. Entre otras cosas porque ya no tiene edad para según qué mayos. A sus 84 años esté anciano francés es un antisistema moderno que se enfrenta a la dictadura del relativismo y paga las consecuencias. Cifradas, por cierto en 10.000 euros, que es la cuantía de la multa que le han impuesto por darle un par de patucos a una chica por si quería desandar el camino que desemboca en el aborto. Tan desproporcionada es la sanción que si le llega a regalar un gorrito de lana le dan cita con el  peluquero de María Antonieta.
Desde que gobierna Hollande el club de amigos del embrión tiene que cuidarse muy mucho de expresar sus opiniones delante de parisinas en edad de abortar. De aquí a poco hablar allí de gemelos será una provocación por partida doble y al sacaleches se le otorgará en Burdeos rango de instrumento de tortura. Te digo más: aludir en los campos Elíseos a la cuna parque en presencia del feminismo ultra será de tan mal efecto como hablar de un gol cantado delante de Cardeñosa.