El Evangelio de Lucas y sólo el Evangelio de Lucas nos relata lo que, aceptado que Jesús había nacido el 25 de diciembre, tal día como hoy estarían haciendo su padre y su madre en la ciudad de Jerusalén, que no es otra cosa que lo siguiente:
 
            “Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor” (Lc. 2, 22-24).
 
            En nota a pie de página, la Biblia de Jerusalén, al comentar la ofrenda de José en el acto de presentación del niño Jesús, explica sobre las tórtolas:
 
            “Era la ofrenda de los pobres”.
 
            Afirmación que suscita una doble cuestión. Primero: ¿es esto verdad, es decir, es verdad que la ofrenda de las dos tórtolas era la ofrenda de los pobres? Segundo: ¿quiere ello decir que José, y con él su familia, eran, en consecuencia, pobres?
 
            A la primera pregunta, se puede decir que lo dicho es verdad y efectivamente, el sacrificio de dos tórtolas no era el más rico que se podía ofrecer:
 
            «Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño sea por niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. El sacerdote lo ofrecerá ante Yahvé, haciendo por ella el rito de expiación, y quedará purificada del flujo de su sangre. Ésta es la ley referente a la mujer que da a luz a un niño o una niña.
            «Si no le alcanza para presentar una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará por ella el rito de expiación y quedará pura.»” (Lv. 12, 1-8).
 
            Pero si bien es cierto que la de dos tórtolas no era la ofrenda más rica que se podía hacer al Templo, tampoco era sin embargo la más pobre. Según el mismo Levítico, en el llamado “holocausto por el pecado” a quien no le alcance para una res menor, puede como en el caso anterior ofrecer el sacrificio de dos aves:
 
            “Si no le alcanza para una res menor, presentará a Yahvé, como sacrificio de reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, una de las aves como sacrificio por el pecado y otra en holocausto” (Lv. 5, 7).
 
            Pero aún ofrece una segunda opción para los que son aún más pobres, o a lo mejor deberíamos decir, para los que son verdaderamente pobres:
 
            “Si no le alcanza para dos tórtolas o dos pichones, presentará, como ofrenda suya por haber pecado, una décima de medida de flor de harina” (Lv. 5, 11).
 
            Resta por responder a la segunda pregunta, la que se formula si el haber ofrecido apenas dos tórtolas significa que, efectivamente, José era pobre. Pero como la tesis que quiero exponerles nos va a llevar algún tiempo y algunas líneas y por hoy ya le hemos dedicado un ratito al tema y es domingo, me guardo la respuesta para otro día y les deseo que tengan Vds. un feliz día del Señor, que al fin y al cabo, eso y no otra cosa, es lo que domingo, de dominus-domini, significa.
 
 
            ©L.A.
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