Pocas veces he tenido ocasión de escuchar un discurso tan engañoso, tramposo, torticero, impostadamente conciliador y desvirtuador de la realidad como el que dedicó el Sr. Monago, en el marco de su mensaje de fin de año a los extremeños, a la maternidad, tema en el que invirtió 2 minutos 18 segundos de los 17 que duró su alocución. Un discurso que sólo puedo comprender desde los altos peajes que el Sr. Monago tiene que pagar, y paga con puntualidad británica, para seguir gobernando con determinados apoyos, aunque sea en detrimento del programa para cuya aplicación fue elegido y de esa gran masa electoral que confió en él para la aplicación de ese programa, y no el de quien le sostiene en el gobierno. 

           “Nadie puede ser privado de su derecho a ser madre, pero nadie puede tampoco obligado a ser madre”, sostiene en su mensaje el presidente de la Junta de Extremadura. El argumento, torticero hasta lo intolerable, lo dirige contra la nueva ley de aborto que prevé aprobar el Gobierno a la que, visto lo visto, acusa de ser… ¡¡¡una LEY DE MATERNIDAD OBLIGATORIA!!!  

Feto de 22 semanas

             Una ley que permite abortar hasta la semana 22 del embarazo, idéntica o casi idéntica a la que rigió en España hasta hace tres años produciendo 100.000 abortos al año y que ha invertido la pirámide social española hasta límites de la alarma social… ¡¡¡equiparada a una LEY DE MATERNIDAD OBLIGATORIA!!! ¿Pero cabe mayor trampa en el lenguaje? ¿Pero es que no existen unas mínimas reglas éticas en el lenguaje de los políticos españoles? 

            Para empezar, el repugnante argumento del Sr. Monago, de cuya beatífica formulación se hallará sin duda tan orgulloso, es equivalente a sostener que el derecho que a todos nos asiste “de tener vecinos, pero también de no ser obligado a tenerlos” pudiera ir acompañado del de eliminar a cuantos vecinos no sean de nuestro gusto y agrado. 

            Pero es que además, si el Sr. Monago no fuera tan tramposo, no habría intentado ocultarnos que a ninguna mujer ni a ningún hombre se le obliga en España a realizar los actos que conducen a la maternidad -y a la paternidad por cierto, que por la reglamentación de las obligaciones inherentes a la paternidad deberían ir los tiros de una futura ley que regule los embarazos indeseados-, y sin los cuales no hay maternidad ni paternidad posible. 

            A más a más, e incluso después de haber realizado esos actos conducentes a la paternidad y a la maternidad por propia y exclusiva decisión… ¡¡¡no hay ley en España que obligue a nadie a ejercer dicha maternidad o paternidad contra su voluntad!!!, pues ninguna española, ni menos aún ningún español, después de haber tenido un niño está obligada/o a acogerlo como parte de su familia, ni está privada/o de su derecho a entregarlo a otras personas, -que las hay y muchas, por cierto-, más deseosas y mejor preparadas que ella/él para ejercer una paternidad responsable. 

            La verdad Sr. Monago, con todo lo que ha pasado en España en este maldito año 2013 ¿no tenía Vd. cosas mejores de las que hablar durante 17 minutos, y muchos más incluso, antes de meterse a filosofar sobre la maternidad?

  

            ©L.A.

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