Cada vez se dan más casos de rechazo social a la Cruz. Este signo cristiano resulta socialmente inaceptable y quien lo porta, se le denigra y expulsa del espacio público. Esta vez le ha tocado a una conocida y hasta ahora reconocida, periodista noruega: Siv Kristin Sællmann. Tuvo la “osadía” de aparecer en el telediario con una pequeña cruz de 1,4 cm colgada de su cuello, lo que desató una serie de llamadas indignadas. Se registraron llamas provenientes de musulmanes y laicistas diversos, que decían que “Esa cadena con la cruz ofende el Islam”. “Ese símbolo no garantiza la imparcialidad del canal”. El resultado es que, a partir de ahora, la presentadora y periodista no podrá llevar la cruz en su indumentaria. La Cruz estorba y crea tensiones ¿Cómo es posible que esto sea así? Cristo vino a traer la Paz al mundo 

Pero ¿cómo es posible que Cristo no haya traído la paz a la tierra? Una hija cree, y su padre continúa infiel. Puesto que la misma predicación de la paz obra la división, ¿qué asociación puede haber entre creyente e incrédulo? El hijo se convierte, el padre continúa en la incredulidad. La oposición es inevitable. Donde se proclama la paz, se instala la división. Y es una división salutífera, puesto que nos salvamos por la paz. Y no se trata de una interpretación puramente personal, es exactamente lo que hemos escuchado de labios del Señor: “No crean que he venido a traer paz a la tierra”. Y todavía más enérgicamente, añade: “No he venido a traer paz sino espada”. ¿Cómo? ¿No la paz sino la espada? He venido a enfrentar al hombre con su padre. Elijo al hijo y esto desagrada a su padre. Fíjate en el tono de las palabras. Porque se refiere al filo de la espada, dice: “No crean que he venido a traer paz a la tierra”... Proclamo la paz, sí, pero la tierra no la acepta. No era ese el propósito del sembrador, sino que esperaba el fruto de la tierra. (Eusebio de Cesarea, Sobre la palabra del Señor: PG 24, 11761177) 

El signo de la cruz es muy importante para el cristiano, ya que tiene tres niveles de significado: 

En cualquier caso, la Cruz viene asociada al Bautismo que hemos recibido y enlaza cada instante de nuestra vida con el instante en que iniciamos nuestra vida como cristianos. Persignarse o llevar una Cruz no es algo mágico, sino simbólico. Nuestro problema es que somos analfabetos simbólicos, desconociendo qué sentido tiene la Cruz y que conlleva que la llevemos con nosotros: 

Considera dónde eres bautizado, de donde viene el Bautismo: de la Cruz de Cristo, de la muerte de Cristo. Ahí esta todo el misterio: Él padeció por ti. En Él eres rescatado, en Él eres salvado (San Ambrosio. De Sacramentis 2, 2, 6) 

Hace unos días conversaba con un amigo sobre la presencia de la Iglesia y de la fe, en los espacios públicos. El defendía que la fe quedase dentro la privacidad para no incomodar a quienes la rechazan. Yo defendí la necesidad de hacer presente públicamente la fe, a través de varias razones: 

 ¿Qué significa que la Cruz sea rechazada de los espacios públicos? Significa que volvemos a ser perseguidos, pero con el estilo del siglo XXI, al menos en occidente y por ahora. Se cambia el martirio físico por el martirio social. Los castigos ya no son latigazos o la muerte sangrienta, sino se relegados al silencio a la inexistencia social. 

¡Dios nos ayude!