Mucho se habla últimamente de cambiar el huso horario para reponerlo al que correspondería a España según su situación respecto del meridiano de Greenwich, es decir, al UTC+0, que para eso el susodicho meridiano pasa por España: en otras palabras, de rebajar en una hora la que rige en nuestro país en estos momentos.
 

 

            Para defender el cambio, un argumento de los aportados ha llamado particularmente mi atención. Uno que todos han hecho suyo y que nadie se ha atrevido a rechistar, como nos ocurre cada vez que un epiquerema incluye la palabra “Franco”, -sobre todo si ligado a la palabra “nazi”-, en un país que parece haber perdido toda capacidad de analizar su historia sin referenciarla al que un día llamaban todos “El Caudillo”.
 
            El argumento es que la culpa del cambio de horario –y la de todos nuestros males, (como si dicho horario fuera un mal), y hasta de la crisis actual- la tuvo, una vez más, el “Generalísimo”, quien, naturalmente, sólo lo hizo para fastidiarnos, acomodando el horario español “al horario nazi”, faltaría más, argumento de una pobreza sólo acorde con la de esa LOGSE catastrófica que docentes y estudiantes aún se resisten a cambiar en la que constituye la mejor demostración de sus patéticos frutos.
 
            Seamos serios, caballeros. Es verdad que alguna vez, también Franco cambió el huso horario español para imponer un UTC+1, cosa que hizo mediante Orden de 7 de marzo de 1940 y aún antes durante la Guerra. Pero lo cierto es que ninguno de los gobiernos de la democracia, entre los cuales el felipista (trece años) y el zapaterita (siete), hizo nada por revertir la situación, y bien al contrario, hasta la “agravaron”, añadiendo al desfase una hora más cada verano.
 
            Pero es que, a más a más, tampoco era el de Franco el primer gobierno de España que adecuaba su horario al horario continental, pues medida tal la habían tomado ya los gobiernos de Alfonso XIII varias veces, la primera de ellas el 15 de abril de 1918, cuando Franco no era sino un comandantín que vivía plácidamente en Oviedo y Hitler no pasaba de cabo tomatero… Y lo que resultará aún más sorprendente a los que intentan convencernos del tono nazi de la medida…¡¡¡la II República, señores míos!!! ¡¡¡la mismísima II República!!! que lo hizo por decreto de 6 de junio de 1937, por cierto, cuando Hitler ya había dejado de ser cabo tomatero y, flamante canciller del Reich, se enseñoreaba de los Sudetes; para volver a hacerlo el 26 de marzo de 1938; nuevamente el 30 de abril para añadir aún una segunda hora al UTC; y por último el 29 de septiembre para volver a dejarla en UTC+1. 
  

           Por si todo ello fuera poco, la decisión española es la que adopta, por ejemplo, la mismísima Francia, a quién el meridiano de Greenwich le pasa por todo el centro durante muchos más kilómetros y con mucho mayor nitidez que a España y a Inglaterra. Un cambio de huso horario para ajustarlo al que se llama "horario central europeo" que en la vecina república han mantenido iconos de la más castiza y rancia izquierda, como Miterrand y aún hoy Holland... ¿tendremos que hablar también aquí de una secreta e inconfesable simpatía por Hitler? ¿Será una críptica y silenciosa complicidad filonazi, también, la que ha llevado a Holanda, Bélgica y Luxemburgo a observar, como España y Francia, un UTC+1, cuando en realidad les corresponde un democratiquísimo UTC+0 al modo británico?
 
            Por similar razón a nosotros, es decir por adaptación a un huso que no es el propio aunque con diferente intención, también acomoda su horario Portugal, a quien correspondería un UTC1 pero mantiene el UTC+0 británico, debido sin duda a la tradicional alianza política y comercial luso-británica que le ha garantizado su existencia como país, aunque la haya condenado, también, a la postración ante la Pérfida Albión y con toda probabilidad, al retraso económico que observa frente a Europa. Situación, por cierto, idéntica a la de Irlanda, que también debería observar un UTC1 mientras en su lugar, prefiere plegarse al horario británico y seguir un UTC+0, a pesar de que Greenwich le quede muchos kilómetros al este.

            Errónea o acertada, que el análisis de esa cuestión no es el objeto del presente artículo, la realidad es que la decisión española (y francesa, y holandesa, y belga, y luxemburguesa, y portuguesa, e irlandesa) de acomodar la hora UTC añadiéndole a la hora oficial una hora, no está relacionada ni con el nazismo, ni con Hitler, ni con el Holocausto (), ni con nada que se le parezca, y en el caso de España, sí, y mucho, con la vocación netamente continental de nuestro país que se advierte también en otros muchos campos, como por ejemplo, el jurídico, donde España apuesta por el sistema continental de derecho frente al anglosajón, y sobre todo, el comercial, donde el comercio patrio con la Europa continental del UTC+1 multiplica por diez el comercio con la Europa insular del UTC+0. 

            ¡Ah, y una última cosa! Puestos a ponerse puristas y a acomodar el horario español a lo que marca Greenwich separándose por fin del conocido como “UTC hitleriano” tan grato al sempiterno dictador presente en todas nuestras períocas, a su Galicia natal habría que rebajarle dos horas, situándola en un UTC1 desde el UTC+1 en que se halla ahora, separándola de la hora del resto de la Península. Pero no se inquieten Vds., amigos lectores, que la majadería de separar la hora gallega de la del resto del país, también ha sido objeto de propuesta en esta maravillosa España de las autonomías y de la LOGSE. Y no ha de ser la última, se lo aseguro.
 
 
            ©L.A.
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