Escribo estas líneas con gran aflicción, tras enterarme de una nueva profanación del Santísimo Sacramento acaecida la pasada noche del 26 al 27 de octubre en la parroquia de Santa María Magdalena del municipio de Garciotum, en la provincia de Toledo.

El párroco José Joaquín Garrigós reparó en los terribles hechos cuando fue a celebrar la Santa Misa: el cáliz había desaparecido y el Sagrario, con las especies eucarísticas dentro, había sido profanado.

En un artículo reciente aludía precisamente a los traficantes de Hostias consagradas, que en estos días previos a la maldita fiesta de Halloween están al acecho para cometer los más abominables sacrilegios.

Pero todavía hay padres que no quieren darse cuenta del enorme peligro que corren sus hijos celebrando esta fiesta pagana, edulcorada con caramelitos, mientras lucen juguetones sus disfraces de brujas, calabazas y demonios.

El sacerdote Manuel Guerra, uno de los mayores expertos en sectas satánicas, ya ha advertido que la noche de Halloween de este fatídico jueves, 31 de octubre, es el período de mayor actividad anual de las sectas demoníacas.

Halloween, como lo define él, es “el aquelarre más solemne e importante de las brujas, y lo es por señalar el comienzo del Año Nuevo satánico”.
¿Se puede ser más explícito?

Hasta la indeseable de Blanche Barton, líder de la denominada Iglesia de Satán, declara en el portal web de esta entidad: “Halloween es la fiesta más importante dentro de la Iglesia de Satán”.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, aunque tarde o temprano el Señor nos abrirá a todos los ojos de par en par...
 
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