"¡Dame el arma!", decía el Padre Pío a sus hermanos capuchinos cada vez que necesitaba el Santo Rosario.
Juan Pablo II empuñaba el mismo "arma" cuando algo se ponía feo, o simplemente para dar gracias a Nuestra Madre Santísima por, valga la redundancia, alguna de sus gracias concedidas.

En 1980, hallándose en Fulda (Alemania), Juan Pablo II se aferró al Santo Rosario para orar por la paz mundial y por el futuro de la Iglesia tras aludir, cuando le preguntaron por el Tercer Secreto de Fátima, a que los océanos inundarían continentes y a que perecerían millones de personas en cuestión de minutos si la Virgen no lo remediaba. 

Nadie, que yo sepa, es capaz de rezar hoy 34 Rosarios completos al día (de 150 Avemarías cada uno), como hacía el Padre Pío por una gracia especialísima, pero
sí está a nuestro alcance rezar los Misterios Luminosos de hoy jueves, a las 22.00 hora española, por la PAZ EN SIRIA.
 
Para ello he convocado a mis seguidores en Facebook, e invito también a unirse a todos los que lean este Blog. Nada mejor que la Comunión de los Santos a los pies de la Virgen. Recemos y Ella lo pensará todo.

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