Cada vez que viajo en avión, cuando llego al principio del pasillo central veo lo mismo: primero los asientos de “clase business”, luego esa horrible cortinilla, y después los asientos de “clase turista”.

Todos los pasajeros viajamos al mismo destino, pero… lo hacemos en dos categorías.

En la Iglesia todos viajamos hacia el Cielo. ¿También en la Iglesia hay cortinilla?

Según algunos altos dignatarios de la Iglesia, sí. Según otros altos dignatarios, no.

Veamos algunos casos:

Pues bien, si es esto lo que se enseña, parece claro que el que así piensa  está distinguiendo entre dos categorías:

¿Y esto es verdad?

Pues el Cristianismo (¿hará falta decir auténtico?) sólo considera, según Dios, dos clases de cristianos, fundamentadas como es lógico en la Biblia: los seglares (Génesis) y los monásticos (Evangelio del Joven Rico). Lo que Dios nos da es a elegir (por razones personales, de inclinación, de tipología…) una u otra vía; y todos con la misma obligación de seguir más de cerca a Dios, tener una entrega total, cumplir el Evangelio, etc.

Después, por decisión humana, la Iglesia, el Clero, puede añadir otras clasificaciones, pero éstas ya no serán bíblicas, sino eclesiales, etc. Por ejemplo: diocesanos, consagrados, de movimientos, asociaciones eclesiales, etc.

En definitiva, podemos ser monásticos o seglares, pero todos con las mismas obligaciones, los mismos trabajos (a excepción de los propios de cada estado escogido) y el mismo Premio. Y esto con todas sus consecuencias, por ejemplo, en los seglares no cabe decir lo de “es cosa de curas”, “yo, con ser…”, etc.

Entendido esto rectamente, vendrán las obligaciones particulares de sacerdote, monje, consagrado, casado, etc.

Y, finalmente, si se quiere categorizar a los cristianos se tendría que hacer así:

En resumen:

  1. Según la Biblia, los cristianos se agrupan en dos clases (órdenes): los seglares (Génesis)  y los monásticos (Evangelio del Joven Rico) ambos de igual categoría.
  2. La única “categoría superior” son los Santos.
  3. Y todos con los mismos Compromisos fundamentales, los tres del Bautismo: Identidad con Cristo (Santo Óleo); Vida perfecta, sin mancha (paño blanco) y Evangelizar (vela encendida).

Los Tres Mosqueteros

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