Si el primer rasgo del semicristiano es la selección descarada e hipócrita de Dogmas (el Infierno, la Infalibilidad Pontificia, la Resurrección…) no es porque al semicristiano no le gusten los dogmas. Al contrario, los adora, y de ahí este segundo rasgo “semicristiano”: la invención de dogmas.

Y los adora porque sirven muy bien a su objetivo, que es librarse de todo aquello que le cuesta creer, le molesta, o aquello sobre lo que, falto de inteligencia o de instrucción, no entiende la razón profunda y sólo mira lo superficial o el plano egoísta (como el matrimonio, donde sólo quiere ver la dimensión individual y no la social, la base de la sociedad).

Por ejemplo, el semicristiano dice que “todas las religiones tienen algo de verdad”. Con esta afirmación le vale cualquier religión y por tanto no tiene que preocuparse de cuál es la verdadera, no tiene que evangelizar...

Pero este dogma no se queda ahí, ya que a la vez niegan que una religión en concreto pueda ser totalmente revelada por Dios. Es decir, dice que todas tienen un poco de verdad pero que ninguna puede tenerlo todo.

Sentado este “dogma”, ¿quién va a poder decirle lo que hay que creer o no? ¿Quién va a refutar cualquiera de sus ideas? ¿Quién va a reprocharle nada?…

Y así va haciendo con todo. A cada cosa nueva que le molesta, un dogma, a cada cosa que le cuesta, otro dogma.

La lista es por tanto interminable, siendo imposible mencionarlos todos. Valgan como ejemplo estos: “Cristo era amigo de pecadores” (y no añaden “de los pecadores que se arrepienten”, porque ¿Cristo era amigo de los fariseos?, ¿qué hizo con el Mal Ladrón?...), “No hay que juzgar” (y omiten que Cristo dijo “reprende a tu hermano”), “Hay que poner la otra mejilla” (pero no siguen con “córtate la mano… sácate el ojo…”, y encima tampoco ponen su mejilla), “Todas las religiones son iguales” (y se olvidan de “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre si no por mi”)…

El semicristiano, a base de creer estos “dogmas” va creándose una religión a su medida, que al final poco tiene que ver con el Cristo de verdad, aunque siempre dice algunas cosas que son verdad, y con eso, aparentemente, pasa por cristiano auténtico.

Sin embargo no lo es. Por eso hace falta descrubrirles su semicristianismo, respondiendo a cada dogma que inventen con lo que ya sabemos:

“Entre tu opinión y la de Cristo… me quedo con la de Cristo”

Los Tres Mosqueteros


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