Sucedió el 6 de agosto de 1959. Un joven don Gabriele Amorth, de 34 años, viajó en helicóptero desde el santuario mariano de Fátima hasta el convento italiano de San Giovanni Rotondo, donde vivía el Padre Pío.

El capuchino estaba desahuciado por los médicos a causa de una pleuritis exudativa. El futuro exorcista oficial del Vaticano lo sabía y por esa razón se embarcó en el helicóptero en busca de la talla de la Virgen de Fátima que hoy se converva en el interior del santuario, junto al altar. Suspendida de un cable, la talla pudo ser venerada por el Padre Pío desde la ventana de su celda, sentado en una silla de ruedas. Instantes después, el enfermo sanó milagrosamente.

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