EVANGELIO

Venid a mí todos los que estáis cansados.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Con yugo.

El yugo es ese utensilio que une los bueyes que tiran del carro para que vayan juntos y en la misma dirección.
Lo que hace que nos cansemos y agobiemos es cuando los esposos queremos ir cada uno para un lado distinto, y nos esforzamos para arrastrar al otro con el tremendo desgaste de energías y la tremenda carga de frustración que acarrea.
Yendo juntos en la voluntad de Dios, El Espíritu de Dios se sube a nuestro carro y empuja como nadie. Acojamos Su Hugo y disfrutemos de la grandeza de nuestro amor con-yugal.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jaime: Estás todo el día empeñada en salirte con la tuya, y yo ya no puedo más.
Lourdes: yo sí que estoy harta. Necesito alejarme y descansar un poco de esta lucha constante. Todo te parece mal, no valoras nada de lo que hago... Así no puedo seguir.
El Señor: Os he dado un sacramento para que el Espíritu Santo vaya transformando vuestra manera de amaros en el amor de Dios. ¿No queréis aprovechar la inmensa gracia que os doy?
Jaime: Ahora me doy cuenta de que con mis fuerzas y mis criterios no vamos a ningún lado. Yo quiero lo que tú quieras, Lourdes, siempre que no sea contrario a la doctrina de la Iglesia.
Lourdes: yo tampoco .e considero capaz de tomar las mejores decisiones. Mi propuesta es que busquemos en oración la voluntad de Dios y ambos nos sometamos. Y si al final no estamos de acuerdo me fío más de ti que de mí.
(Y con estos criterios Jaime y Lourdes pudieron disfrutar de los dones del Espíritu en su matrimonio).

Madre,

Qué hermosa y qué grande es la vocación conyugal. Que sepamos aprovecharla como hilos de Dios. Amén.