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Homilía del Papa Francisco en la Misa del martes 11 de junio, en la capilla de la Casa Santa Marta

 

 "No procurarse ni oro ni plata, ni dinero en sus carteras". Un anuncio, que el Señor "quiere que hagamos con simplicidad". Esa simplicidad "que da paso a la fuerza de la Palabra de Dios", porque si los apóstoles no habrían tenido "confianza en la Palabra de Dios", "tal vez hubieran hecho otra cosa".
"La predicación del evangelio nace de la gratuidad, del asombro de la salvación que viene, y aquello que me dieron de forma gratuita, tengo que darlo de forma gratuita. Y desde el inicio aquello fue así.

San Pedro no tenía una cuenta bancaria, y cuando tuvo que pagar impuestos, el Señor lo envió al mar para pescar y encontrar la moneda dentro del pescado, para pagar. Felipe, cuando se encontró con el ministro de Economía de la reina Candace, no pensaba, ´Ah, bien, hagamos una organización para sostener el evangelio...´ ¡No! Él no hizo un "negocio" con él: sino que le predicó, bautizó y se fue".

Desde el inicio de la comunidad cristiana, esta actitud ha sido sometida a la tentación. Allí está, "la tentación de buscar la fuerza" en otro lugar que no fuera en la gratuidad, mientras que . Por otra parte, "siempre, en la Iglesia, ha habido esta tentación." Y esto crea "un poco de confusión", pues, "el anuncio parece ser proselitismo, y de esa manera no va". El Señor, añadió, "nos ha invitado a predicar, no a hacer proselitismo".

Citando a Benedicto XVI, ha insistido que Y esta atracción, dijo, viene del testimonio de "aquellos que desde la gratuidad anuncian la gratuidad de la salvación": El anuncio del evangelio debe ir por el camino de la pobreza. El testimonio de esta pobreza: no tengo riquezas, mi riqueza es solamente el don que he recibido, Dios.

 ... Se deben llevar a cabo las obras de la Iglesia, y algunas son un poco complicadas; pero con corazón de pobreza, no con corazón de inversionista o de un empresario, ¿no?" "La Iglesia no es una ONG: es otra cosa, más importante, y nace de esta gratuidad. Recibida y anunciada". La pobreza, ha reiterado, "es uno de los signos de esta gratuidad".


Pidamos hoy al Señor la gracia de reconocer esta gratuidad: "Gratuitamente habéis recibido, gratuitamente dadlo ". Reconociendo esta gratuidad, este don de Dios. Y también nosotros, ir hacia adelante en la predicación del evangelio con esta gratuidad".