Un montón de palabras, como ya vimos el otro día, que a la mayoría de Vds. sonará a lo mismo y que, sin embargo, tienen, todas y cada una, su significado muy preciso y diferenciado del de las demás. Así que si hace unos días veíamos todo lo relativo a la primera, “semita” (), y hace algo menos todo lo relativo a la segunda, “hebreo” (), vamos a ver hoy todo lo relacionado con la tercera, “israelita”.
 
            Israelita no es en su origen otra cosa que descendiente de Israel, e Israel, más allá de la nación que conocemos hoy día, no es otro que Jacob, el segundo de los hijos de Isaac, el único hijo legítimo de Abraham. Israel significa “el campeón de Dios”, “el que vence a Dios”. El episodio en el que el mismo Dios bautiza de esta manera a Jacob lo relata el libro del Génesis, donde dice:
 
            “Aquella noche se levantó, tomó a sus dos mujeres con sus dos siervas y a sus once hijos y cruzó el vado del Yaboc. Los tomó y les hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía. Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba. Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél. Éste le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió: «No te suelto hasta que no me hayas bendecido.» Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» -«Jacob.» -«En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.» Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» -«¿Para qué preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo” (Gn. 32, 23-30).
 
            Israel va dar nombre a todo el pueblo que forma la descendencia de Jacob, como se sabe, el pueblo elegido, el de los judíos, con dos gentilicios: israelita, que se aplica preferentemente a los descendientes de Israel en la Biblia, e israelí, que se aplica preferentemente a los nacionales del Estado de Israel, constituído en la segunda mitad del s. XXI con ese nombre precisamente, Israel.
 
            Es llamativo que en ningún momento se sucumba a la tentación de llamar “jacobitas” a los descendientes de Israel, es decir de Jacob, y eso que “jacobita” si se corresponderá con un gentilicio, pero en nada relacionado con los judíos, sino bien diferentemente, una secta del cristianismo caracterizada por profesar una de la herejías altomedievales, el monofisismo, nombre que recibe en honor a su líder Jacobo de Tella.
 
 
            ©L.A.
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