Hace unos días me mandaron un vídeo muy bien hecho de un sacerdote que, de cara al Adviento, explica cuáles son las obras de misericordia materiales y espirituales.

Hasta ahí bien, pero resulta que la explicación va siguiendo literalmente a S. Mateo 25, 35 que nos dice: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, posada al peregrino, vestir al desnudo o visitar a un preso. No entraré en cómo de fácil o difícil es vestir a un desnudo o visitar a un preso, pero sí diré que estaría bien tener una lista más práctica, de forma que,  sin perder un ápice de su esencia, nos sea más fácil poneros manos a la obra.

Por eso, tras mi post sobre "¿Qué hago yo en Adviento?", y en previsión de que alguno no tenga una idea clara de cómo intensificar las obras de misericordia, os cuento cómo las enumero yo:

Obras de misericordia materiales:

Obras de misericordia espirituales:

Por último diré que tengo un papel en mi mesita de noche que llamo "almómetro", palabra inventada que viene a significar "medidor de alma". Ahí anoto cada día una X en las obras de misericordia que he hecho. No es que se trate de ir contándolas (pues vale más la calidad que la cantidad) pero la realidad es que si no se hace corremos el peligro de pensar que hemos hecho muchas cosas y muy buenas este Adviento, cuando en realidad no son tantas. Pero si las anoto es muy probable que me ponga las pilas y cumpla mejor el objetivo: prepararme para la Navidad.

Por cierto, ¡incluso San Ignacio tenía su "almómetro"!

Aramis

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